CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Una fecha para inmunizar frente a las falsas creencias

El 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Inmunología, y los expertos aprovechan para hacer difusión y brindar información confiable


En el IIFP se estudian diversos aspectos relacionados al sistema inmunológico. FOTO: CONICET Fotografía

Otros sistemas del cuerpo como el esquelético, muscular o circulatorio son más reconocibles o posibles de imaginar por el común de la gente. Son, incluso, más palpables. El inmunológico, en cambio, sin la figura famosa de los otros, está allí presente cumpliendo una de las tareas más importantes para la vida: defenderla de agresiones externas, como virus, bacterias, o contaminantes; e internas, como los tumores. Y lo hace a través de una red de células repartidas en distintos fluidos, tejidos y órganos, entre ellos médula ósea, sangre y mucosas. El 29 de abril de cada año se celebra su día en todo el mundo por iniciativa de la Unión Internacional de las Sociedades Inmunológicas (IUIS, por sus siglas en inglés) con el fin de difundir su importancia como ciencia.

“El objetivo general es dar a conocer qué es la inmunología y sus implicancias en el día a día para el común de la gente. En función de eso, se elige un tópico por año como eje de las actividades, y siempre se trata de una cuestión con gran llegada a la sociedad: algo que todo el mundo conoce pero sobre lo cual circulan muchos datos poco rigurosos y hasta falaces. Entonces se busca llevar información con base científica y desmitificar cuestiones que están cada vez más arraigadas. Así como en otras ediciones ha sido la vacunación o las inmunoterapias, en 2017 el tema es las alergias”, explican Martín Rumbo y Guillermo Docena, investigadores principales del CONICET y director y vice del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP), respectivamente.

Dedicado precisamente al estudio de esa patología, Docena señala que “la elección de las alergias como eje de esta edición responde seguramente al aumento que se viene experimentando en todo el mundo, especialmente de respiratorias como asma o rinitis, y alimentarias”. En ese sentido, el experto afirma que en muchas partes del mundo “ya son una epidemia”, como por ejemplo en Estados Unidos, donde “un tercio de la población sufre de algún tipo”. Asimismo –continúa- los casos pediátricos de intolerancias a ciertos alimentos también se han incrementado en el último tiempo.

Sin escapar a esa tendencia mundial, Argentina muestra un avance de ambas alergias, y los científicos basan esa percepción en el aumento de consultas que reciben por parte de equipos médicos con los que trabajan de manera muy estrecha. “Además de afectar severamente la calidad de vida de las personas, los números tienen un fuerte impacto sobre los sistemas públicos sanitarios ya que, si bien hasta el momento estas enfermedades no tienen cura, sí existen tratamientos, y en general son farmacológicos”, argumenta Docena.

“Acerca de la proliferación de mitos, el de las vacunas es un claro ejemplo. Es un tema socialmente muy abordado pero con gran cantidad de información apócrifa que lo convierte en terreno fértil para teorías conspirativas sobre lo que hay detrás: supuestas segundas intenciones por parte de empresas que intentan imponer un producto”, apunta Rumbo, y enfatiza: “La falsa creencia de que es mejor no vacunar por los potenciales problemas que puede generar en el organismo prevalece frente a un desarrollo científico que protege a millones de personas. Hoy sabemos que es la estrategia de prevención que más vidas ha salvado en la historia de la medicina. Porque para que una vacuna llegue al mercado, tiene que pasar muchísimas pruebas de inocuidad y eficacia que le dan un fuerte respaldo, y eso no siempre trasciende”.

A su turno, Docena agrega que “es cierto que existen reacciones adversas, pero son una en millones, y sin embargo esos casos tan infrecuentes parecen tener más visibilidad que el altísimo número de personas que protegen. De repente una campaña anti vacunación tiene el efecto de ir convenciendo individuos, y eso va en detrimento del resto de la población, ya que es necesario que haya un porcentaje alto de inmunizados para que todos estén protegidos. Entonces en este tipo de cuestiones, como inmunólogos nosotros tenemos la responsabilidad de hacer difusión y brindar información fehaciente”.

Respecto de los retos que enfrenta la inmunología a nivel de investigación, los especialistas se consideran “fascinados” por esta disciplina que “se encuentra en las fronteras del conocimiento, integrando áreas temáticas que ya de por sí tienen desafíos permanentes, como la biología molecular, fisiología celular, reacciones a nivel sistémico o poblacional, entre otras”, según describen. Para Rumbo, “es una ciencia que está en constante desarrollo y replanteando paradigmas, entonces su estudio resulta muy estimulante”. Asimismo, el experto subraya como una dificultad en sí misma el “lograr mantenerse en un ámbito altamente competitivo sin dejar de atender problemas de financiamiento o infraestructura, por ejemplo”.

En este punto, los expertos destacan el novedoso enfoque con que se abordan las investigaciones en el IIFP, que incluye a la medicina traslacional, una disciplina que busca la aplicación de la ciencia básica a problemas médicos concretos. En la práctica, varios de los grupos del instituto trabajan de manera integrada con equipos de salud. “Es producto de una evolución de años que evidenció la necesidad de no dejar al conocimiento teórico aislado de la realidad. En definitiva el objetivo final es curar enfermedades, y esta es una nueva forma de encarar los estudios y dirigirlos directamente a pacientes, monitoreos o desarrollo de terapias”, señala Docena.

Por su parte, Rumbo añade que “es una investigación mucho más conectada con las necesidades de equipos médicos que a veces carecen de  herramientas para diagnosticar o establecer el estadio  progresivo de una enfermedad, o definir una terapia. La idea es realizar aportes desde nuestras capacidades, y funciona como un circuito integrado”.

Cabe mencionar que en el IIFP se desarrollan cinco grandes líneas, todas lideradas por investigadores del CONICET. Una de ellas se basa en el estudio de la estructura y función de canales iónicos, es decir proteínas de membrana que generan corrientes y cambian el funcionamiento de células. En segundo lugar, otro grupo de científicos está abocado a las enfermedades lisosomales, un componente celular que se ocupa de degradar ciertas sustancias y que, debido a una falla genética, puede dar lugar a patologías de difícil diagnóstico.

También hay una línea que aborda la enfermedad celíaca, tanto desde la mejora en los métodos de detección como en el control de los alimentos. Otro de los equipos trabaja en alergias alimentarias y enfermedades inflamatorias gastrointestinales, mientras que por último hay otro proyecto que aborda el epitelio -la parte más externa- de las mucosas, específicamente enfocado a infección por tos convulsa y procesos de trasplante de intestino. “Aquí casi todo el personal pertenece al CONICET y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y la mayor financiación para las investigaciones la recibimos de organismos estatales”, destaca Docena.

Por Mercedes Benialgo

Sobre Investigación:

Martín Rumbo. Investigador Principal, IIFP.

Guillermo H. Docena. Investigador Principal, IIFP.