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CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
Un diminuto diente fósil confirma la existencia de un mamífero que convivió con los dinosaurios en América del Sur
El novedoso estudio científico, del que participaron investigadores del CONICET La Plata, demuestra la presencia en esta región de un animal extinto característico del hemisferio norte
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Bajo el nombre de Multituberculata, existió en el pasado un grupo de mamíferos que no solo evolucionó junto con los dinosaurios hace aproximadamente 170 millones de años, sino que sobrevivió a la extinción masiva que desencadenó el fin de aquellos gigantes, hace unos 65 millones de años. Los multituberculados, llamados así por una característica en su anatomía dental, fueron pequeños animales con tamaños que variaban desde un ratón hasta una ardilla cuya existencia es bien conocida en América del Norte, Europa y Asia gracias a su amplio registro fósil, pero muy discutida para el hemisferio sur, donde la evidencia hallada no ha sido tan clara. Ahora, el análisis de un diminuto diente que estuvo guardado por casi dos décadas en sedimentos sin revisar permitió confirmar su presencia en esta región del planeta. La novedad científica, que cuenta con la participación de dos investigadores del CONICET La Plata, se publicó días atrás en la prestigiosa revista Scientific Reports.
“Estos mamíferos se diversificaron y dispersaron en un planeta muy diferente al que conocemos hoy, con un clima más cálido y húmedo y ecosistemas en los que predominaban las coníferas, cícadas, que son plantas parecidas a las palmeras, ginkgos y helechos; y una fauna muy diversa, cuyos representantes más conocidos fueron los dinosaurios y los reptiles voladores”, cuenta Javier N. Gelfo, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y primer autor del trabajo. Según se detalla en el estudio, los multituberculados desarrollaron una morfología craneana que anticipaba algo que luego sería común en los roedores: incisivos de crecimiento continuo separados de los premolares y molares por un espacio sin dientes, caracterizados por la presencia de filas paralelas de varias cúspides o tubérculos, que precisamente le dan nombre al grupo.
En muchos casos, justo por delante de estos dientes multituberculados se desarrollaba en la mandíbula un diente voluminoso con una suerte de hoja cortante denominado “plagiaulacoideo”, que habría servido para romper elementos duros como caparazones de artrópodos, frutos y semillas, o cortar pequeños brotes. A diferencia de esqueletos más o menos completos encontrados en el hemisferio norte, en el sur la existencia de estos animales ha sido sugerida únicamente por el hallazgo de dientes plagiaulacoideos aislados, y es por esto que siempre fue objeto de debate. “Uno de los motivos para cuestionarla es que el diente plagiaulacoideo parece haber evolucionado de un modo independiente entre los distintos grupos de mamíferos actuales y, como no hay otra posible evidencia de que hayan vivido acá, las opiniones están divididas: hay quienes sostienen que efectivamente los restos corresponden a multituberculados, y otros que, en cambio, los atribuyen a otros mamíferos llamados gondwanaterios”, detalla Gelfo.
El nuevo estudio científico parece inclinar la balanza por la primera de las opciones, y todo gracias a un diente fósil de poco más de 3 milímetros de tamaño que, hallado en una campaña paleontológica en la provincia de Chubut entre 1997 y 1998, estaba “olvidado” en una bolsa de sedimentos tamizados y lavados durante los trabajos de campo pero que permanecía aún sin revisar. Junto con el investigador del CONICET Francisco Goin y un equipo de colaboradores, Gelfo identificó la minúscula pieza, una “joya” largamente buscada, según confiesan. Lo que siguió tuvo lugar en el Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a cargo de Nahuel Vega, también investigador del CONICET y autor del trabajo. Con un potente equipo se realizó una microtomografía computada con cortes muy precisos que permitió reconstruir la morfología del diente en 3D, evitando manipular el delicado espécimen.
Lo que dejó ver este análisis fue un molar superior con tres hileras de cúspides alineadas que “corrobora fehacientemente la presencia de Multituberculata en América del Sur a la vez que confirman indirectamente la hasta ahora dudosa identidad de los registros anteriores”, apunta Gelfo. La nueva especie descripta fue bautizada como Notopolytheles joelis en honor a Joel Carino, el estudiante de grado que encontró el diente bajo la lupa binocular, mientras que el primer término significa “Multituberculata del sur” en griego. El estudio también reivindica la figura de Rosendo Pascual, paleontólogo argentino fallecido en 2012 que dirigió la campaña en la que, entre toneladas de sedimentos, se colectó el fósil, y quien fuera además un fuerte defensor de la hipótesis de la presencia de los multituberculados en esta parte del planeta. “Nuestro conocimiento sobre la evolución y la biogeografía de estas formas constituye un relato que aún tiene muchos capítulos por revisar y otros por escribir. Forjada a la sombra de los grandes dinosaurios, esta historia se reconstruye hoy a partir de pequeños dientes que revelan un pasado complejo y extraordinario”, concluyen los autores.
Referencia bibliográfica:
Gelfo, J.N., Goin, F.J. & Vega, N.A. First unambiguous evidence of Multituberculata from the Late Cretaceous of South America. Sci Rep 15, 41500 (2025). DOI https://doi.org/10.1038/s41598-025-25255-2