CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Le toman radiografías a la atmósfera para anticipar tormentas geomagnéticas

Es un sistema de monitoreo ideado por expertos del CONICET. Genera mapas en tiempo real del efecto de la radiación solar en las capas más altas


A la izquierda, el grado de ionización; a la derecha, el rastro de las señales de microondas al atravesar la atmósfera. Fotos: gentileza investigador.
A la izquierda, el grado de ionización; a la derecha, el rastro de las señales de microondas al atravesar la atmósfera. Fotos: gentileza investigador.

La ionósfera es una de las zonas más elevadas de la atmósfera terrestre. Ubicada a unos 400 kilómetros de altura, dentro de ella y por efecto de la radiación solar tiene lugar una importante actividad electromagnética conocida como ionización, es decir el proceso que hace que las moléculas allí presentes desprendan electrones de carga negativa. Algunos procesos que experimenta el Sol –como la emisión de partículas de alta energía, por ejemplo– contribuyen a aumentar el nivel de ionización y en esos casos pueden desatarse perturbaciones severas conocidas como tormentas geomagnéticas que impactan un tiempo después en el campo magnético de la Tierra y las capas atmosféricas superiores.

Entre otros efectos, esas tormentas bloquean el normal funcionamiento de equipos que requieren navegación y posicionamiento GPS, telefonía y televisión satelital o Internet, por citar algunos, y hasta el momento los servicios destinados a anticiparlas se basaban en lecturas que implicaban días o, en el mejor de los casos, varias horas de retraso. Investigadores del CONICET que se desempeñan en el Laboratorio de Meteorología espacial, Atmósfera terrestre, Geodesia, Geodinámica, diseño de Instrumental y Astrometría (MAGGIA) que funciona en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata (FCAG, UNLP) acaban de publicar un trabajo en la revista científica AGU Space Weather donde describen el desarrollo y puesta en operación de un sistema de monitoreo satelital continuo que mide “casi” en tiempo real.

El sistema combina cientos de miles de observaciones en tiempo real que son provistas en forma simultánea por más de 100 satélites de posicionamiento global y recibidas por más de 200 estaciones de monitoreo administradas por diversas agencias públicas distribuidas por Sudamérica y América Central, el Caribe, África, Europa y la Antártida. “Si uno mira hacia arriba desde la Tierra, a simple vista ve el cielo claro sin alteraciones. Lo que estos satélites emiten son señales de microondas que atraviesan la atmósfera. Nosotros integramos esa información recopilada, hacemos un corte cada 15 minutos y generamos un mapa del estado de ionización. Es como si le sacáramos una radiografía”, grafica Luciano Mendoza, investigador adjunto del CONICET en la FCAG y primer autor del artículo.

Según comenta el profesional, la técnica no es nueva pero hay dos características que hacen que este desarrollo sea novedoso: “Por un lado, los tiempos, porque en el mejor de los casos los servicios que se encargaban de hacer estas mediciones lo hacían con por lo menos seis horas de atraso cuando el nuestro lo hace con 10 minutos. Por otra parte, lo destacado es que usamos datos de cuatro sistemas satelitales (de Estados Unidos, Rusia, China y Europa) lo que nos da una mejor cobertura –están a distintas alturas, velocidades e inclinación– y lo vuelve más preciso”, comenta.

“Los mapas pueden ser utilizados para modelar una especie de pronóstico del tiempo en vivo del estado de la atmósfera, lo que se conoce como meteorología espacial. En nuestro país existe ese tipo de servicios, y los hay en Brasil y México, a nivel latinoamericano, y en el resto del mundo”, puntualiza Mendoza, y destaca: “Es importante decir que tanto los datos satelitales de los que se nutre el sistema como los mapas que genera son de acceso libre para toda la comunidad científica regional e internacional, así como para cualquier persona interesada en la temática”.

Por Marcelo Gisande.

Sobre investigación:

Luciano Mendoza. Investigador adjunto. FCAG, UNLP.

Amalia Meza. Investigadora independiente. FCAG, UNLP.

Juan Manuel Aragón Paz. Becario doctoral. FCAG, UNLP.