COMUNICADO

Expertos del CONICET advierten que los test diagnósticos de COVID-19 deben ser realizados exclusivamente por profesionales de la salud

Es en respuesta a noticias de circulación en medios periodísticos sobre la venta libre de los kits de detección a particulares en farmacias y comercios


Sebastián Cavalitto -izquierda- junto a su equipo en el CINDEFI. Foto: gentileza investigadores.

*Por Sebastián Cavalitto.

En las últimas horas varios medios de comunicación locales y nacionales se hicieron eco de dos noticias parecidas, pero no iguales. Por un lado, un comercio de La Plata comenzó a promocionar la venta libre al público de FarmaCov test, el kit rápido de detección de anticuerpos para COVID-19 que desarrollamos desde el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP), en tanto que a nivel nacional la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la libre comercialización en farmacias de un kit de origen chino para la detección de antígenos, aclarando que pese a permitir la adquisición por parte de particulares la prueba debe ser realizada por profesionales de la salud.

Es importante recalcar y mantener a la población en conocimiento de que cualquiera sea el origen y la naturaleza de los test, estos deben ser realizados exclusivamente por personal profesional de la salud, particularmente bioquímicos o por equipos que estén a cargo de bioquímicos, y no pueden ni deberían ser vendidos a particulares.

El caso de La Plata es absolutamente ilegal y ya fue denunciado ante el Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires, desde donde ya emitieron un comunicado alertando a la población sobre los riesgos que implican estas prácticas, y aclarando que las mismas “eluden la obligación de dar información al Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina (SISA), que aporta datos a las carteras de Salud”.

La sociedad debe saber que es muy importante recurrir a los laboratorios de análisis clínicos. Aquellos que tienen la capacidad de realizar los hisopados ya cuentan con sus propios kits, de los que conocen fehacientemente la trazabilidad, sus proveedores y condiciones de conservación, con lo cual es muy posible que no acepten de ningún modo manipular los que sean llevados por particulares. Además, los profesionales que se desempeñan en estos espacios cuentan con el conocimiento necesario sobre los procedimientos y protocolos seguros para el desecho del material contaminado.

Métodos directos e indirectos que deben realizarse de manera simultánea y complementaria

En la actualidad hay cuatro tipos de test para la detección del COVID-19. Dos de ellos son los denominados directos, que detectan al virus en sí mismo a partir de un hisopado nasal o una muestra de saliva. El más conocido es la técnica del PCR (Reacción en Cadena Polimerasa, por sus siglas en inglés), que amplifica los ácidos nucleicos (ARN) del virus, y dentro del mismo grupo de testeos directos está el de detección de antígenos, que también se basa en un hisopado, pero en lugar de amplificar el ARN del virus detectan proteínas. Este último fue el que se utilizó, por ejemplo, para determinar la reciente infección del presidente de la Nación Alberto Fernández.

Asimismo, hay dos métodos indirectos que detectan los anticuerpos que nuestro organismo generó por haber estado en algún momento en contacto con el virus. Dentro de este grupo se encuentra el test rápido que desarrollamos en el CINDEFI que funciona de manera idéntica al de un test de embarazo, depositando una gota de sangre en una tira reactiva que en cinco minutos da el resultado.

La diferencia entre unos y otros es que los directos son los únicos que diagnostican la infección, dicen “usted está infectado en este momento”. Por su parte, los indirectos arrojan que “usted estuvo en contacto con el virus”, pero no especifican cuándo.

Para un manejo poblacional de la enfermedad, como por ejemplo para el armado de burbujas sanitarias, estos métodos deben usarse en forma simultánea y complementaria: uno directo y uno indirecto. De esta forma, se puede testear un grupo de personas, definir quiénes ya tuvieron el virus y por ende cuentan con defensas ante una futura nueva infección (lo que a los fines prácticos es como si ya estuvieran vacunados), y juntarlos con individuos sin anticuerpos. Así, si alguien de este último segmento se infecta, el virus tiene menos probabilidades de dispersarse al resto del grupo, porque los otros miembros ya cuentan con anticuerpos.

*Director del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP).