COVID-19

Científicos del CONICET desarrollarán un método para determinar la carga viral en pacientes positivos de coronavirus

Conocer esa información permitirá establecer correlaciones entre la concentración de virus y la gravedad que alcance el cuadro infeccioso


Doctores Alejandro Orlowski y Carolina Jaquenod de Giusti, integrantes del proyecto ganador. FOTO: Gentileza investigadores.
Doctora María del Rosario González Baro, otra de las científicas del equipo de trabajo.

Aunque integra la lista de 137 proyectos seleccionados en el marco de la convocatoria del "Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19" del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT) dados a conocer en junio pasado, la propuesta liderada por el investigador del CONICET Martín Abba nació en realidad bastante tiempo antes. Y es que a comienzos de marzo, en el preciso momento en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al coronavirus como una pandemia, el equipo de expertos que lo acompaña en distintas dependencias ubicadas dentro de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (FCM, UNLP) organizó y puso en marcha un circuito de trabajo que les permitió ponerse inmediatamente al servicio de la lucha contra el flagelo sanitario mundial.

“La primera necesidad del sistema de salud pública era comenzar a realizar diagnósticos de manera masiva, y entonces nosotros, contando con los equipos y el conocimiento necesario, decidimos sumarnos y ponernos a trabajar en ese sentido”, relata Abba, codirector del Centro de Investigaciones Inmunológicas Básicas y Aplicadas (CINIBA, UNLP-CICPBA) y responsable de la iniciativa ganadora titulada “Desarrollo y estandarización en una prueba cuantitativa para la determinación de la carga viral del SARS-Cov-2 en pacientes con COVID-19”. El proyecto también incluye a expertos de otros tres espacios de investigación: el Centro de Investigaciones Cardiovasculares “Dr. Horacio E. Cingolani” (CIC, CONICET-UNLP), el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de La Plata “Profesor Doctor Rodolfo R. Brenner” (INIBIOLP, CONICET-UNLP), y el Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (CENEXA, CONICET-UNLP- asociado a CICPBA).

En concreto, se propone desarrollar y estandarizar una herramienta que permita conocer la cantidad de partículas virales que tienen las muestras de pacientes positivos, algo que hasta el momento solamente se puede estimar pero no conocer con exactitud. “El método convencional que se utiliza para los testeos de hecho tiene el potencial para arrojar información sobre la concentración de virus, y nosotros nos proponemos justamente llevar adelante todas las pruebas y calibraciones necesarias para conseguir que lo haga”, detalla el experto. Cabe mencionar que el circuito organizado en que vienen trabajando las dependencias mencionadas comenzó a funcionar en abril y actualmente procesa un promedio de 80 hisopados por día, lo que suma un total acumulado de 3500.

El método en cuestión, utilizado para la detección molecular de SARS-CoV-2 –causante de la enfermedad–, es el denominado RT-qPCR (Reacción en Cadena Polimerasa cuantitativa, por sus siglas en inglés) y funciona buscando un fragmento del material genético del microorganismo patógeno, en este caso el coronavirus. Lo que se analiza es un hisopado de las fosas nasales o el fondo de la garganta del paciente con síntomas, y arroja resultados altamente confiables en pocas horas. “Esta prueba revela ausencia o presencia del virus, pero no determina la carga viral, un dato muy importante que muchas veces los infectólogos piden y que nosotros podemos inferir solo de manera aproximada a través de lo que se conoce como valor de ciclo umbral o valor Ct”, describe Abba.

Conocer el número de partículas virales permitiría estudiar la dinámica de la enfermedad, y lograr por ejemplo establecer correlaciones entre la cantidad de virus que tiene un paciente y la evolución del cuadro, es decir, si es más o menos severo. “Más allá de que existe una población vulnerable y dentro de ella ciertos grupos con factores de riesgo, en anteriores epidemias se vio que una infección con carga alta de SARS-CoV podía producir lo que se conoce como tormenta de citoquinas, una reacción del sistema inmunológico que complica mucho el estado de una persona, aunque sea joven y sana”, explica el especialista, y continúa: “Si bien por tratarse de algo nuevo este punto todavía se desconoce en el caso del coronavirus, es necesario estudiar cómo incide ese factor en el progreso de la afección, y de esa manera saber si eventualmente serviría como un marcador predictivo para adelantarse a la situación”.

La segunda parte del proyecto prevé estudiar de manera clínica a un grupo de pacientes hospitalizados para conocer el estado de aquellos que tenían baja, moderada o alta carga viral al momento de ser diagnosticados. “Para otras infecciones respiratorias similares –detalla Abba– los rangos son muy amplios: pueden encontrarse por ejemplo desde diez partículas virales en una muestra, hasta cien mil o incluso un millón. A su vez, los números varían en función del lugar de extracción: no es lo mismo un hisopado nasofaríngeo que un aspirado traqueal o una secreción de nariz o garganta que se expulsa por expectoración”. En el caso de SARS-CoV-2, ninguna de esas categorías está todavía siquiera establecida, por eso se trata de uno de los primeros pasos del trabajo. El objetivo final que persigue el equipo, integrado por veinte personas, es obtener una herramienta que se pueda compartir con todas las instituciones que realizan diagnósticos.

Por Mercedes Benialgo

Sobre investigación:

Martín C. Abba. Investigador independiente. CINIBA, UNLP-CICPBA.  

Horacio A. Garda. Investigador principal. INIBIOLP.

Nicolás Pedrini. Investigador independiente. INIBIOLP.

María del Rosario González Baro. Investigadora independiente. INIBIOLP.

Martín G. Vila Petroff. Investigador principal. CIC.

Ernesto A. Aiello. Investigador principal. CIC.

Flavio Francini. Investigador independiente. CENEXA.

María Virginia Croce. Investigadora CICPBA. CINIBA, UNLP-CICPBA.

Carolina Jaquenod de Giusti. Investigadora asistente.CIC.

Alejandro Orlowski. Investigador asistente.CIC.

Érica V. Pereyra. Profesional adjunta. CIC.

Mauro A. Montanaro. Investigador adjunto. INIBIOLP.

Marianela Santana. Profesional adjunta. INIBIOLP.

Sabrina María Luisa Lavarías. Investigadora adjunta. ILPLA.

Mauricio Kraemer. Profesional adjunto. CENEXA.

María Victoria Mencucci. Becaria posdoctoral. CENEXA.

Romina Canzoneri. FCM, UNLP.