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El CONICET lamenta el fallecimiento del investigador Alejandro Arvía

Fue uno de los pioneros en el desarrollo de la fisicoquímica nacional. Se desempeñó como subdirector y director del INIFTA entre 1971 y 2003


Alejandro Arvía. Foto: gentileza Agustín Bolzán.

Profundo pesar produjo en la comunidad científica la triste noticia sobre el fallecimiento del doctor Alejandro Jorge Arvía, quien fuera primer subdirector y luego director del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP) durante 32 años, entre 1971 y 2003.

Arvía obtuvo el título de doctor en Química por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en 1952 y luego realizó estudios de posdoctorado en Estados Unidos entre 1957 y 1958 para regresar al país y continuar sus tareas en el campo de la cinética de gases e iniciar los primeros trabajos en electroquímica. “A partir de ese momento, puede decirse que con sus primeros trabajos en 1962 y 1963, sobre electrólisis en sales fundidas, fundó la electroquímica moderna en la Argentina. A lo largo de las siguientes décadas, estudiantes e investigadores de nuestro país y otros de Iberoamérica se fueron formando con él, a través de trabajos doctorales, estadías de investigación, cursos y conferencias”, expresó Agustín Bolzán, uno de sus discípulos más cercanos.

En el mismo sentido, el ex director del INIFTA y actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación Roberto Salvarezza resaltó que Arvía fue “uno de los pioneros en el desarrollo de la fisicoquímica de nuestro país. Querido maestro y colega en el trabajo diario”. Por su parte, el actual titular del espacio de investigación Félix Requejo subrayó “el impacto que su vida profesional ha tenido en la fisicoquímica en Argentina y a nivel internacional. Su trayectoria y su vida nos han dejado buena parte de los fuertes cimientos sobre los que hoy aún se sostiene la actividad en el INIFTA. Compartimos nuestro pesar especialmente con quienes han sido sus más cercanos discípulos y discípulas, con su familia y afectos”.

Según comentaron sus allegados, sus numerosos discípulos fueron llevando la experiencia y conocimientos adquiridos a sus lugares de origen y fundando o ampliando nuevos grupos de investigación locales, lo que dio lugar a la formación de diversos centros de investigación electroquímica en distintas provincias argentinas y a extender su influencia a países latinoamericanos. A fines de los ‘80 y principios de los ‘90 viajó de manera periódica a España donde formó nuevos discípulos y grupos de investigación, abriendo nuevas líneas de trabajo en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad de La Laguna, Tenerife, España.

Fundador de la Sociedad de Investigación Fisicoquímica en la Argentina en 1973 y de la Sociedad Iberoamericana de Electroquímica en 1989 -junto a su colega Agustín Arévalo-, su tarea científica le valió numerosas distinciones y condecoraciones tanto por su trabajo científico como por su trabajo en la cooperación internacional. Entre ellas se pueden destacar la condecoración del gobierno de Francia con la Orden "des Palmes Académiques"; la medalla “J. Heyrovsky” de la Academia de Ciencias Checa, la “Electrochimica Acta Gold Medal” de la Sociedad Internacional de Electroquímica; y la “Medalla Luigi Galvani” de la Sociedad de Química Italiana; el “Premio Scopus”, como el científico argentino más citado; y el Diploma al Mérito Premio Konex en 1983. Asimismo, fue Académico de Número de la Academia Nacional de Educación (sitial Luis Jorge Zanotti) de Argentina y en 2010 fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata.

Fue asesor de la UNESCO y de la OEA, presidente de la Sociedad Internacional de Electroquímica, vicepresidente de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo y presidente de Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN). A lo largo de su extensa carrera, publicó más de 800 trabajos científicos, 19 libros o capítulos de libros y dirigió más de 90 becarios entre connacionales y extranjeros. “Quienes tuvieron la oportunidad de trabajar bajo su dirección o a su lado lo recordarán por su entusiasmo, su impulso, su capacidad de encarar diferentes temas de manera simultánea, su espíritu quijotesco para emprender nuevos caminos en medio de carencias y dificultades, particularmente en etapas difíciles del país, sin dejar de preocuparse por la situación personal de quienes podían estar pasando momentos de cierta incerteza o inseguridad”, cerró Bolzán.