ENTREVISTAS CONICET

“Si no hubiera nacido en un país como Argentina, con educación pública y gratuita, no tendría siquiera un título universitario”

El investigador del CONICET Mario Perelló reflexiona sobre su reciente reconocimiento con el Premio Houssay del Ministerio de Ciencia, y cuenta sus orígenes, formación y los logros científicos que motivaron el galardón


Perelló -el primero de la izquierda- junto a su grupo de trabajo en el IMBICE. Foto: gentileza investigador.

¿Qué significado tiene este reconocimiento? ¿Qué lo llevó a dedicarse a la ciencia? Mario Perelló responde a estos interrogantes desde su teléfono celular mientras camina hacia el espacio de investigación que dirige, el Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA), para “acomodar unos muebles y reubicar algunas cosas” a efectos de adecuar el lugar de cara al regreso de las actividades presenciales luego del aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) a causa de la pandemia por COVID-19.

Según comunicó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), el investigador del CONICET La Plata es uno de los ganadores de la edición 2020 de los Premios Houssay, en su caso por el área de las Ciencias de la Salud, y es uno de los candidatos a quedarse con la Distinción Investigador/a de la Nación, la máxima distinción que entrega al Estado Nacional a los científicos y científicas del país, y cuya ceremonia será a mediados de diciembre.

Pese a ese flamante logro, el experto disfruta más “esto de ir al laboratorio, encontrarme con el grupo de trabajo, gente que uno quiere, y seguir con las investigaciones. La vocación de hacer ciencia es inexplicable, no sabría decir cómo surgió, pero va más allá de los premios. Enterarme de este reconocimiento significó una hermosa sorpresa. Estas cosas generan círculos virtuosos, porque nuestro trabajo se hace más visible, tiene mayor impacto y permite que se fomenten colaboraciones y subsidios, por ejemplo. Pero los premios no son el motor principal de lo que hacemos”, comentó.

“Lo siento como un voto de confianza y de respaldo a nuestra forma de hacer ciencia, de investigar y buscar respuestas, a la manera en la que interactuamos con otros grupos del país y del exterior. Pero también es una gran responsabilidad. Cuando la gente confía en uno, hay que estar a la altura de esa confianza depositada. Lo asumo con mucha alegría porque sirve para fortalecer nuestro grupo de trabajo, es un apoyo que nos muestra que vamos por el buen camino y eso genera experiencias positivas”, expresó.

Luego de alcanzar su título de doctor en Bioquímica por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Perelló se fue a Estados Unidos para realizar una estadía de seis años dedicado al estudio de los circuitos neuronales y los mecanismos moleculares a través de los cuales la hormona ghrelina regula la respuesta al estrés y el apetito. En 2010 volvió al país y se incorporó al IMBICE “porque sentía la necesidad de devolver todo lo que recibí de manera desinteresada. Si yo no hubiera nacido en un país como Argentina, donde la educación es pública y gratuita, no tendría siquiera un título universitario. Y las fibras que me toca este premio son las que estuvieron presentes cuando decidí regresar”.

En ese sentido, Perelló comentó las dificultades que tuvo que atravesar para poder alcanzar su doctorado: “Yo vengo del Interior de la provincia de Buenos Aires, de Pehuajó, y de una familia muy humilde. Vine a estudiar a La Plata gracias a que mi ciudad tiene aquí un centro de estudiantes donde me pude alojar. Más allá de mi esfuerzo personal y dedicación, sin toda la ayuda recibida de parte de mi familia, amigos, conocidos e incluso gente que uno no conoce pero que contribuyó, mi carrera no hubiera sido posible”.

Con una prolífica producción científica integrada por 92 publicaciones de gran impacto internacional y dos capítulos de libros, Perelló se destaca por ser un formador de recursos humanos de alta calidad, algo que se evidencia en la actualidad, ya que se encuentra dirigiendo cuatro tesis doctorales, un investigador y seis becarios del CONICET: “Esa es otra de las cosas que me pone orgulloso. Hay muchos que pasaron por el grupo y se doctoraron, pero se quedaron trabajando junto a nosotros. Y hay otros que se fueron al exterior pero siguen colaborando o manifiestan sus ganas de volver. Creo que el premio también es una apuesta a lograr que un grupo de investigación con fuerte impacto internacional se vaya consolidando y creciendo en Argentina”.