BOTÁNICA

Una jornada “verde” en Ciencias Naturales

Investigadores del CONICET y la UNLP intercambiaron saberes sobre plantas y alimentación saludable junto a docentes, estudiantes y vecinos


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En una de las primeras jornadas puramente primaverales en lo que va del año, decenas de investigadores, docentes, estudiantes y vecinos de la ciudad recorrieron durante horas el predio de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) con el objetivo de intercambiar saberes acerca de las plantas silvestres, las hortalizas del hogar y la alimentación consciente y saludable. Las actividades se desarrollaron en el Auditorio y el Vivero “Aula Viva” de la unidad académica ubicada en Av. 60 y 120, donde investigadoras del Laboratorio de Etnobotánica y Botánica Aplicada (LEBA) desplegaron diversas charlas y talleres interactivos.

Una de las propuestas estuvo orientada al reconocimiento de plantas silvestres útiles para el consumo, tanto alimenticio como medicinal. María Laura Pérez, integrante del equipo docente de la cátedra de Botánica Aplicada de la facultad, cargó a su pequeña bebé en brazos y acompañó a los más de 40 participantes del taller a recorrer el vivero para identificar las especies “conocidas como malezas y como ornamentales”.

“Hay muchas plantas que se conocen como ornamentales pero que también son útiles con fines medicinales y alimenticios”, puntualizó la profesional, y ejemplificó: “Entre ellas, la caléndula. Es fácilmente reconocible por sus flores naranjas o amarillas, las podemos encontrar habitualmente en algunas cremas costosas”.

La caléndula “está por todos lados, en la casa de un vecino o en las veredas de la ciudad”, aseveró, y subrayó la utilidad de la especie cuya flor, según dijo,  puede usarse para elaborar un té o una ensalada, e incluso para curar heridas o quemaduras de la piel: “Tiene propiedades cicatrizantes como el Aloe vera. Hay que machacarla y ponerla sobre la lastimadura envuelta en una gasa para que no quede ningún yuyo en la herida, o bien preparar con ella una tintura, macerarla en aceite o mezclarla con otra crema antes de aplicarla”, comentó. La experta puntualizó que lo ideal es comprar una planta y colocarla en una huerta propia evitando el contacto con animales que puedan contaminarla.

Otra de las estrellas de la recorrida fue la ortiga. “Si la tocás sin respirar no pica”, dijo una de las vecinas que se acercó a la facultad. No obstante, Lelia Pochettino, investigadora del CONICET y directora del LEBA, tomó la muestra envuelta con un pañuelo. “Para sacar las hojas hay que hacerlo de abajo hacia arriba y así evitamos que expulse la sustancia urticante. Pero es mejor hacerlo con algo que proteja la mano”, advirtió.

La investigadora subrayó el potencial culinario de la ortiga, que puede servirse en ñoquis o como relleno de ravioles. “También es fortalecedora de la huerta, y un buen indicador: donde crece ortiga hay buena tierra para sembrar”, dijo.

La borraja, la verdolaga (“que es buena para hacer ensaladas”), el llantén o siete venas, y la Santa Lucía, que recibe ese nombre por ser “buena para la vista”, fueron otras de las especies que acapararon la atención. Lo mismo que la pasionaria, o maracuyá, que “al igual que el tilo tiene propiedades relajantes, se puede servir en té, aunque no hay que ingerirlo antes de manejar o manipular herramientas peligrosas porque produce somnolencia y el efecto es potente”, advirtió Pérez.