CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Tu nombre en el espacio

Un organismo internacional bautizó a seis asteroides del Sistema Solar en homenaje a investigadores del CONICET


Seis asteroides fueron nombrados en homenaje a investigadores del CONICET. Fotos: CONICET y gentileza investigadores.
Seis asteroides fueron nombrados en homenaje a investigadores del CONICET. Fotos: CONICET y gentileza investigadores.
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Seis asteroides fueron nombrados en homenaje a investigadores del CONICET. Fotos: CONICET y gentileza investigadores.
Seis asteroides fueron nombrados en homenaje a investigadores del CONICET. Fotos: CONICET y gentileza investigadores.

En el Sistema Solar hay más de un millón de asteroides cuyas órbitas pudieron ser determinadas. Cada tres años, el Centro de Planetas Menores (MPC, por sus siglas en inglés) dependiente de la Unión Astronómica Internacional (IAU) designa la nomenclatura de algunos de esos cuerpos, remanentes del proceso de formación de los planetas, en homenaje a los expertos del mundo que realizaron importantes aportes en el campo de las ciencias planetarias. En una conferencia llevada a cabo recientemente en Montevideo, Uruguay, fue el turno de seis investigadores del CONICET que se desempeñan en el Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, CONICET – UNLP); el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE, CONICET – UBA); el Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE, CONICET – UNC); y el Complejo Astronómico “El Leoncito” (CASLEO, CONICET – UNLP – UNC - UNSJ).

“Estudiar los asteroides es muy importante desde diferentes aspectos”, explica Gonzalo de Elía, uno de los profesionales del IALP homenajeado por el MPC. “Aquellos que están más cercanos a la Tierra son potenciales impactores, lo que nos obliga a tener un análisis detallado y llevar el seguimiento de sus órbitas. Por otro lado, y desde un punto de vista más global, estos cuerpos menores nos pueden decir muchas cosas acerca de cómo se formaron los sistemas planetarios. Tienen cicatrices, memoria, de ese proceso primitivo que no vimos y queremos entender. Entonces no sólo se busca saber su propiedad física u orbital, sino también interpretar la valiosa información que guardan: son los restos, lo que no se llegó a juntar para formar un planeta”.

El denominado de Elía pertenece al cinturón principal de asteroides que está entre Marte y Júpiter, tiene un diámetro estimado de 3 a 6 kilómetros y fue descubierto en 1977, precisamente el año en que nació el investigador. “Ese reservorio es el más grande del Sistema Solar y en mi tesis doctoral estudié las colisiones y comportamientos que tienen lugar allí”.

Romina Di Sisto, también investigadora del IALP, comenta que el suyo “es del grupo de los Hilda, el grupo de asteroides que estudié en mi tesis. Es un conjunto muy particular que está en la parte externa del cinturón, una zona estable”, agrega. Ambos profesionales destacan que “ninguno de los dos tiene riesgo de chocar contra la Tierra” y bromean: “Podemos quedarnos tranquilos ya que ninguno someterá a la Humanidad”.

Mario Melita es investigador del IAFE y docente en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (FCAG) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “El que me asignaron tiene la particularidad de que, si bien tampoco cuenta con chances de acercarse a la Tierra, será visible desde el hemisferio sur en el segundo semestre de 2019”, explica el experto, cuyo reconocimiento se basó en sus estudios sobre propiedades físicas y dinámicas de cuerpos menores del Sistema Solar.

El asteroide Giuppone, que homenajea al investigador del IATE Cristian Giuppone, fue descubierto en 1978 y tiene más de 1100 observaciones. Pese a ello, aún no se conoce su composición química y sólo puede estimarse su tamaño en alrededor de 6 kilómetros de diámetro. “No existen imágenes directas, aunque por las fotografías de diversas misiones se supone una forma bastante irregular”, detalla. “Esto significa una importante valoración por parte de la comunidad internacional sobre la relevancia de mis trabajos relacionados con el movimiento de los cuerpos celestes, y de alguna manera representa también un paso a la inmortalidad”, apunta.

La asignación de los nombres de Marcela Cañada Assandri y Jorge Correa Otto, ambos científicos del CONICET en el CASLEO, fue por sus aportes a las ciencias planetarias: “Ella se dedica a la tarea observacional pero nunca trabajó con el asteroide que le asignaron; y yo soy teórico, así que jamás he observado mediante telescopios”, explica Correa Otto. Los cuerpos pertenecen al cinturón principal de asteroides ubicado entre Marte y Júpiter y demoran más de cuatro años terrestres en dar una vuelta al Sol.

“En mi caso particular decidí hacer el trayecto hasta Montevideo - más de 1.600 kilómetros - en auto junto a mi familia. Fue un gran momento profesional y personal”, señala el experto. Por su parte, Cañada Assandri puntualiza: “Significó una experiencia emocionante e inesperada y, analizándola días después cuando ya pasó el vértigo de la sorpresa, puedo expresar que es por sobre todo un reconocimiento de la comunidad internacional al desarrollo de las ciencias planetarias en Argentina, donde la cantidad de especialistas y calidad de los aportes ha aumentado progresivamente en los últimos diez o quince años”.

Por Marcelo Gisande.