CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Identifican dos nuevos roedores gigantes que vivieron entre 8 y 10 millones de años atrás

Fue posible gracias a la revisión de diversas colecciones fósiles que forman parte del Museo de La Plata y otros museos de la provincia de Buenos Aires realizada por un equipo de investigación del CONICET. Pertenecen a un grupo casi totalmente extinto que solo cuenta con un representante actual: la pacarana


Mandíbula de Bondesiomys chasiquensis expuesta en el Museo de La Plata. Fotos: CONICET Fotografía/R. Baridón.
Luciano Rasia. Fotos: CONICET Fotografía/R. Baridón.
Luciano Rasia. Fotos: CONICET Fotografía/R. Baridón.
Luciano Rasia. Fotos: CONICET Fotografía/R. Baridón.

Investigadores e investigadoras del CONICET de La Plata, Bahía Blanca y La Pampa junto a un colega de Brasil reportaron el hallazgo de dos nuevas especies de roedores gigantes que habitaron la zona de Arroyo Chasicó, al sur de la provincia de Buenos Aires, hace entre 8 y 10 millones de años y que pertenecen a la familia de los dinómidos, un grupo casi totalmente extinto que llegó a tener una gran diversidad pero que cuenta con un único representante actual, la pacarana, que pesa entre 10 y 15 kilos y habita en las selvas andinas. El hallazgo, que fue posible a partir de la revisión y el re estudio de numerosas colecciones fósiles alojadas en el Museo de La Plata (UNLP) y otros museos de Monte Hermoso y Punta Alta, permitió confirmar además la presencia en esa zona de dos especies ya conocidas (Tetrastylus y Diaphoromys gamayensis). La novedad se publicó recientemente en la revista científica Historical Biology.

Uno de los ejemplares identificados pertenece a un nuevo género y especie y fue bautizado Bondesiomys chasiquensis, en homenaje al investigador del Museo de La Plata Pedro Bondesio que fue el último profesional en trabajar sobre este grupo de roedores en Arroyo Chasicó, unos 40 años atrás. Se trata de un espécimen que habría pesado entre 50 y 100 kilos. En el museo platense se conserva su mandíbula –expuesta al público en una de sus salas– y parte de su esqueleto, que incluye dos vértebras, ambos cúbitos, un fémur, una tibia y algunos huesos de una pata posterior. El otro ejemplar pertenece a una nueva especie de un género ya conocido, que fue denominada Gyriabrus Sokka –en recuerdo de Sokka, el perro fallecido de uno de los autores–, que habría pesado unos 15 kilos, más parecida a la pacarana actual.

“Uno asocia a los roedores con animales pequeños, pero estos que estudiamos eran parte de la megafauna, como los gliptodontes o los megaterios”, subraya Luciano Rasia, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) y primer autor del trabajo. “Esta familia de los dinómidos en particular, si bien cuenta con un único exponente actual, tiene un registro fósil muy rico con más de 50 representantes, y fue realmente diversa en tamaño, con formas muy chicas y otras gigantes como la especie de roedor más grande que existió, Josephoartigasia monesi, que fue hallada en Uruguay en los años ‘80”, destaca. J. monesi, bautizado así en homenaje al prócer oriental José Gervasio Artigas, tenía un cráneo de medio metro y se estima habría pesado entre 300 kilos y una tonelada.

“Lo distintivo de estos nuevos ejemplares son los rasgos de sus dientes que son diferentes a todo lo que se conoce para dinómidos. Esta familia se divide en dos subgrupos: uno, al que pertenece su representante actual, tiene los molares de crecimiento continuo; mientras que, en el caso del otro, una vez que los dientes erupcionan dejan de crecer. Esto está relacionado con el modo de alimentación. Y lo que estamos encontrando en Arroyo Chasicó es una gran diversidad de roedores con dientes de crecimiento continuo”, explica Rasia, y amplía: “Estos animales habitaron durante el Mioceno tardío, entre 8 y 10 millones de años atrás. En ese momento, en la región pampeana se comienza a dar una transición de ambientes más húmedos, tipo bosques, al establecimiento de grandes llanuras con pastizales. Estos animales se habrían adaptado muy bien a esos espacios, y por eso se dio una gran radiación de dinómidos”.

Desde el equipo de investigación destacan que el hallazgo permite, por un lado, entender la biología evolutiva de esta familia de roedores y, por otro, comparar su comportamiento con el de otras faunas que habitaron la región en la misma época. Por otro lado, resaltan la riqueza de las colecciones con las que cuentan, con materiales encontrados en los ’60 y aun no estudiados: “En general, de estos animales se conocen dientes aislados, alguna mandíbula o muy raramente, un cráneo. Tener partes del postcráneo, como ocurre por ejemplo con B. chasiquensis, nos permite compararlo mejor con la pacarana actual, e inferir sus requerimientos de hábitat o el uso del sustrato, es decir cómo caminaban o se relacionaban con el medio. En este caso, si bien era un animal mucho más grande, era parecido a la pacarana y habría tenido los mismos hábitos de locomoción. Podemos decir que era un cuadrúpedo bastante lento que, a diferencia de un carpincho, tenía la capacidad de pararse en sus dos patas traseras y tomar la comida con las delanteras”, comenta Rasia para finalizar.

Sobre investigación:

Luciano Rasia. Investigador adjunto. FCNyM, UNLP.

Claudia Montalvo. Investigadora. FCEyN, UNLPam.

Renata Sostillo. Investigadora asistente. FCEyN, UNLPam.

Leonardo Kerber. Centro de Apoyo a la Investigación Paleontológica de la Cuarta Colonia (CAPPA), Universidad Federal de Santa María (UFSM), Rio Grande do Sul, Brasil.

Rodrigo Tomassini. Investigador independiente. INGEOSUR, CONICET-UNS.

Referencia bibliográfica:

Rasia, L. L., Montalvo, C. I., Sostillo, R., Kerber, L., & Tomassini, R. L. (2024). Dinomyid (Rodentia, Caviomorpha) diversity from the Late Miocene (Chasicoan Stage/Age) Cerro Azul Formation at the classical Arroyo Chasicó locality (Argentina). Historical Biology, 1–13. DOI: https://doi.org/10.1080/08912963.2024.2390518

 

Por Marcelo Gisande.