CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES

Contaminación de aguas por fármacos: un estudio del CONICET La Plata analiza el impacto de la urbanización de las cuencas y la disponibilidad de plantas cloacales

Se tomaron muestras de distintos ríos y arroyos de la región metropolitana de Buenos Aires. Los resultados también dan cuenta de algunos hábitos de consumo de las personas según la época del año


Daniela Perez es becaria del CONICET en el CIM y participó como primera autora de la investigación. FOTOS: CONICET Fotografía/Rayelen Baridon. 
El estudio es el primero en recoger muestras de tantos cursos de agua de la región y dar cuenta de la situación que atraviesan.
Daniela Perez y Pedro Carriquiriborde en su laboratorio en el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIM, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA).

Similitudes con otros países y continentes, por un lado, y rasgos típicos locales, por otro, son algunos de los aspectos que se dejan ver en las conclusiones de un reciente estudio científico publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry en el que se midió la contaminación por fármacos en distintos cursos de agua superficiales de la región metropolitana de Buenos Aires. La investigación, llevada adelante por especialistas del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA), recoge muestras de diversos afluentes del Río de la Plata: los ríos Luján, Reconquista y Matanza-Riachuelo; y los arroyos Del Gato, Maldonado y El Pescado, cuyas cuencas cruzan las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada, y el Espinillo, en el vecino partido de Magdalena.

“Nuestra hipótesis de trabajo era que existe una relación entre la presencia o no de asentamientos humanos y la disponibilidad o no de servicios, y su impacto sobre la calidad del agua superficial, en particular en lo relativo a la contaminación por fármacos”, señala el investigador del CONICET en el CIM Pedro Carriquiriborde en alusión a los efectos de los medicamentos en el ambiente, que llegan allí por la excreción humana y animal o la incorrecta eliminación de los residuos. Para realizar el análisis, se tomaron numerosas muestras de los ríos y arroyos mencionados a distintas alturas, es decir, desde las zonas agrícolas ganaderas hasta su inserción en urbanizaciones, y los resultados mostraron cómo, a medida que aumenta la cantidad de habitantes cercanos, también lo hace el número y las concentraciones de este tipo de sustancias químicas.

Así, quedó demostrado que mientras en las aguas de las zonas rurales hay una presencia promedio de dos o tres fármacos, en los tramos que atraviesan las ciudades se detectan residuos de prácticamente la totalidad de los medicamentos buscados, que son 16. “La lista de los más aparecidos está liderada por el antiepiléptico carbamazepina, en primer lugar, y le siguen el paracetamol, el ibuprofeno, y el atenolol, que se usa para tratar la hipertensión arterial y la arritmia. Son grupos terapéuticos bien diferentes”, cuenta Daniela Perez, becaria del CONICET en el CIM y primera autora del trabajo. El análisis clasificó los compuestos en cuatro categorías que cruzaban datos como la asiduidad con la que se hallaban con los niveles de concentración: dominantes, frecuentes, raros y ocasionales. “También inciden otros factores como la época del año y, con ella, el clima y los hábitos de las personas”, añade.

De este modo, por ejemplo, el sildenafil, la droga indicada para las disfunciones eréctiles, tiene mucha mayor presencia en los meses de verano, lo cual se asocia a un aumento de la actividad sexual en esa época. Durante el invierno, en cambio, las prescripciones de todos los medicamentos en general están incrementadas, algo que indica un alza en la ocurrencia de enfermedades, y que en el estudio se ve claramente con el caso del salbutamol, utilizado para el asma y otras afecciones respiratorias, típicas del clima frío. Las precipitaciones también dejan su marca, y entonces las temporadas de lluvias se relacionan con una dilución de las aguas, y por tanto con una menor traza de ciertos compuestos”, apunta Perez.

Si bien algunos fármacos aparecen en concentraciones similares a lo que ocurre en otras partes del mundo –como la carbamazepina, altamente indicada en más de cien países–, otros hallazgos hablan de un consumo local bien característico. “El caso del paracetamol es llamativo: los residuos de ese medicamento aquí son altísimos comparados con los niveles internacionales, lo cual indica una ingesta mucho mayor. Esto ya se había observado, y nuestro trabajo aporta nuevas evidencias que lo confirman”, indica Carriquiriborde. El estudio también señala algunas particularidades en cuanto a las drogas relacionadas con trastornos de salud mental, como la baja presencia de algunos compuestos que, en cambio, son muy utilizados en el hemisferio norte, y viceversa. “Consideramos que esto responde a singularidades regionales según las cuales en cada lugar varían los psicofármacos de preferencia”, sostienen los autores.

La investigación es la primera en la región no solo en magnitud –número de fármacos y sitios analizados– sino también en cuanto al diseño de muestreo dirigido a responder preguntas concretas vinculadas a la contaminación por estas sustancias y su relación con los patrones de poblamiento. “Comparamos áreas rurales y pobladas, y urbanizadas con y sin plantas cloacales, y encontramos que los cursos de agua que reciben descargas de plantas de tratamiento poseen los mayores niveles de contaminación. No obstante, las cantidades también son altas en ausencia de cloacas, lo cual revela que, por la relevancia de las descargas clandestinas, pozos ciegos, e incluso quizás a través de rellenos sanitarios incorrectamente impermeabilizados, los residuos podrían estar alcanzando las aguas subterráneas y de allí las superficiales”, apunta Carriquiriborde, quien resalta la necesidad de conocer el circuito del consumo y eliminación de los medicamentos.

“Se trata de comprender que lo que ingerimos y descartamos no termina su ciclo en el inodoro o el tacho de basura, sino que va a algún sitio, y por lo general es el agua o la tierra, y esto es algo que afecta al ambiente y por ende a todos los seres vivos”, subraya Perez. El equipo científico del CIM aspira a que los datos recogidos sirvan como insumo a las autoridades y áreas gubernamentales correspondientes para que puedan conocer el estado de situación y accionar en consecuencia.

Daniela E Perez, Macarena Rojo, Diego S Cristos, Pedro Carriquiriborde, Human pharmaceutical surface water pollution across urban gradients in the Buenos Aires Metropolitan Region, Argentina, Environmental Toxicology and Chemistry, Volume 44, Issue 11, November 2025, Pages 3131–3139, https://doi.org/10.1093/etojnl/vgaf181

Por Mercedes Benialgo