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Aedes aegypti: Debate entre científicos y la comunidad
En una charla realizada en el Instituto de Limnología se discutió sobre el rol del Estado y la ciudadanía en la lucha contra el mosquito del dengue
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“La lucha contra el dengue requiere una compulsiva intervención del Estado. Es una cuestión de salud pública que implica la necesidad de concientizar a la sociedad sobre las distintas acciones que pueden tomarse para disminuir el problema, y la implementación de medidas concretas para el control de los posibles focos de proliferación del mosquito vector”, explicó el doctor Arnaldo Maciá, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, ante un importante grupo de investigadores, profesionales, estudiantes y público en general que se dio cita en el Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” de La Plata (ILPLA, CONICET – UNLP) para participar de la charla-debate “Aedes aegypti y las enfermedades que transmite: dengue, zika y chikungunya”.
La actividad, impulsada por el Área de Extensión del ILPLA en el marco de su ciclo de mesas redondas, buscó poner en debate las diferentes miradas que existen sobre la problemática sanitaria, atravesada por múltiples variables de carácter médico, social, político y cultural. “Hasta ahora el tema es abordado de manera dispersa y poco organizada. Es necesaria una solución integral, concientizar a la población, lanzar campañas informativas a través de los medios masivos, y también realizar controles estrictos de domicilios y espacios públicos que puedan ser focos de proliferación del mosquito”.
Según el especialista, Aedes aegypti, el mosquito transmisor del dengue y otros virus de preocupación sanitaria, “se adaptó a las costumbres humanas y nosotros les ofrecemos recursos para mantener sus poblaciones de la mejor manera. En general coloniza en zonas interurbanas, como el Parque Pereyra Iraola o la Reserva Natural de Punta Lara, y para poner sus crías se vale de huecos de árboles, cubiertas de auto abandonadas, o recipientes que la gente descarta”.
“Existen unas 3.500 especies de mosquitos en el mundo, 15 de las cuales habitan nuestra región. En nuestras casas puede aparecer más de una especie, pero no todos son Aedes aegypti”, aclaró el profesional, y agregó: “La gente nos pregunta a diario sobre su presencia en Punta Lara, pero hasta ahora no se ha detectado una gran población. Los hay de distintas especies, que transmiten otras enfermedades, pero no Aedes”.
Otro de los mitos que derribó Maciá está relacionado con los animales domésticos: “Las mascotas no son transmisoras de la enfermedad. Hay que entender que el dengue es una antroponosis, es decir que sólo la sufrimos y transmitimos los humanos. Nuestro perro o gato sí es una fuente de de sangre, digamos. Sirve para mantener vivas las poblaciones de mosquitos. Pero el virus no prospera en ellos”.
Durante la exposición, el experto repasó los elementos que propician o condicionan la proliferación del mosquito. En ese sentido, explicó que, dependiendo de la especie que se trate, la temperatura puede ser una limitante para su aparición. “Hay trabajos realizados en la provincia de Buenos Aires que dan la pauta de que por debajo de los 14,5 grados centígrados existen factores de riesgo para la formación de Aedes, y lugares con una media anual de 15 grados no registran poblaciones del vector. Pero se están adaptando a registros más bajos”.
Sobre los factores que propician su reproducción, Maciá describió algunos que son generados por los humanos: “El hombre es un factor importante en la disposición de las poblaciones de mosquitos. Si uno mira las regiones de la provincia donde prolifera Aedes, prácticamente la línea que sigue es la de las rutas comerciales, que son las que transitamos. Transportamos de un lugar a otro neumáticos usados, distintos tipos de recipientes, entre otras cosas, y facilitamos su instalación”.
“Lo mismo ocurre en las ciudades, con lugares como los cementerios. Es un sitio frecuentemente colonizado por Aedes. Una de las medidas que deberían tomar las autoridades es prohibir la instalación de floreros con agua y reemplazar esa práctica por la colocación de arena húmeda”, agregó.
La charla recorrió aspectos clínicos, con la descripción de los síntomas característicos de dengue, zika y chikungunya, y una descripción del estado de desarrollo en que se encuentran las vacunas para dichas afecciones. Asimismo, se puso en debate la efectividad de la fumigación de las zonas urbanas y los riesgos que implica para la salud de la población.
“El Estado debe intervenir fuertemente. Se viene un pico máximo de población de Aedes entre marzo y abril, y por lo tanto más casos de contagio. No podemos dejar el control a criterio individual de cada ciudadano. Hay que explicarle a la comunidad qué hacer”, explicó.
Para finalizar, Maciá puntualizó: “Si bien hoy por hoy estas enfermedades no son mortales, o su tasa de mortalidad es muy baja, pueden tener derivaciones realmente graves. Hay un consenso general que dice que los aumentos de temperatura provocados por el cambio climático van a generar un acortamiento del ciclo de desarrollo de los insectos, de los períodos de incubación y una expansión en su distribución geográfica. Se requiere una acción urgente para evitar futuras preocupaciones, porque es un tema cuyas últimas derivaciones no alcanzamos a comprender todavía”.