MUSEO DE LA PLATA

Editan un libro que reúne la experiencia argentina en una novedosa temática paleontológica

Fue escrito por investigadores del CONICET y aporta el marco teórico y metodológico para reconstruir la forma de vida de los organismos del pasado


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Néstor Toledo, Susana Bargo y Sergio Vizcaíno. Foto: CONICET.

La paleobiología es una rama de la paleontología que se centra en la reconstrucción de la forma de vida de los organismos del pasado a partir de restos fósiles. Si bien es una disciplina que ya lleva más de un siglo en vigencia, en nuestro país comenzó a desarrollarse más fuertemente en los ’80 de la mano de un grupo de científicos del CONICET en el Museo de La Plata (UNLP). Algunos de ellos junto a investigadores más jóvenes acaban de publicar un libro que reúne la experiencia de más de 30 años, tanto en el marco teórico como en el aspecto metodológico. La obra, que se denomina Forma y función en paleobiología de vertebrados, es la primera en su tipo a nivel latinoamericano, está escrita completamente en español, contiene ilustraciones hechas por los propios expertos y se puede descargar gratuitamente.

“Yo tengo una formación de base bien biológica y cuando comencé a trabajar en paleontología intenté darle ese perfil a mis investigaciones. Conté con la muy buena predisposición de mis directores, pero a comienzos de los ’80 había poco acceso a la información, las bibliotecas estaban discontinuadas y eso hizo que mi proyecto quedara trunco durante algunos años”, comenta Sergio Vizcaíno, investigador principal del CONICET en la División Paleontología de Vertebrados del Museo local y uno de los autores del libro.

“Después de terminar mi tesis doctoral retomé la idea de estudiar el esqueleto de formas extinguidas para determinar o generar hipótesis aceptables sobre su forma de vida. Al no haber gente en el país que estuviera formada en eso, todo fue prueba y error, lo que con el paso del tiempo me permitió establecer un protocolo propio de trabajo”, desarrolla.

Ese marco metodológico fue la génesis del libro que Vizcaíno escribió junto a la investigadora independiente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA) Susana Bargo, el investigador adjunto del CONICET Néstor Toledo – ambos miembros de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata - y el investigador asistente del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN, CONICET) Guillermo Cassini.

“El intercambio entre los cuatro – Susana y yo tenemos una visión clásica, mientras que Néstor y Guillermo aportaron algo más aggiornado – permitió darle a esa metodología un marco conceptual. Y eso es una marca distintiva del libro, porque es un esfuerzo por brindarle a los hispanoparlantes una herramienta de formación que los anglosajones tienen más desarrollada, pero para nosotros no es tan común”, explica Vizcaíno.

En efecto, Bargo apunta que “no existía bibliografía de este tipo hasta nuestro trabajo. No había nada que compendiara todo este conocimiento. Y uno de los desafíos fue justamente ‘definir términos’, porque hay cosas que desde el inglés se pueden traducir fielmente y otras que no. Este libro se configura como una referencia en ese aspecto”.

Según subraya Toledo, “el libro tiene una gran cantidad de ejemplos surgidos de nuestra propia experiencia. Y no se trata de un recetario ni ofrece una fórmula exacta de cómo realizar las investigaciones, ya que cada caso que se describe requirió adaptar la metodología de trabajo”.

Los ejemplos principalmente provienen de un proyecto que el equipo viene realizando desde hace 15 años y está referido al estudio de la paleoecología – es decir, el funcionamiento de todo un ecosistema y sus relaciones –  de una comunidad que existió entre 16 y 18 millones de años atrás en la Patagonia, sobre el final de una etapa de calentamiento global muy superior al actual que se conoce como el Óptimo Climático del Mioceno temprano.

“En esa fauna aplicamos el protocolo que nos permitió clasificar a cada organismo de acuerdo a tres variables básicas: tamaño corporal; el sustrato en que prefería moverse; y la dieta. Eso nos dio la primera caracterización”, explica Vizcaíno. “Por ese entonces el ambiente era mucho más cálido, con medias de 20 grados centígrados, y húmedo, con precipitaciones por encima de los mil milímetros anuales. En la Patagonia coexistían monos, perezosos y todo un linaje de herbívoros ungulados, es decir con pezuñas, entre otras especies”, completa Toledo.

Para finalizar, Vizcaíno resalta que “nuestra principal apuesta es que los nuevos investigadores se formen con una concepción más amplia sobre la biología. Que la gente joven comience a habituarse a esta forma de hacer paleontología, que se acerca más a los cánones de otras disciplinas no históricas, más experimentales. El libro ya generó el interés de un grupo de arqueólogos del Museo de La Plata para aplicar los métodos al estudio de poblaciones humanas y desde la Universidad de Indiana, Estados Unidos, nos lo pidieron para publicarlo en inglés, así que entendemos que significó un aporte importante”.

Por Marcelo Gisande.

Sobre investigación:

Sergio Vizcaíno. Investigador principal. Museo de La Plata.

Susana Bargo. Investigadora independiente. CICPBA. Museo de La Plata.

Néstor Toledo. Investigador asistente. Museo de La Plata.

Guillermo Cassini. Investigador asistente. MACN.