“Una jornada intensa que concluyó con un extenso y enriquecedor debate”, así definió Claudio Brunini, coordinador científico del Observatorio Argentino Alemán de Geodesia (AGGO) al primer Taller Nacional de Tiempo y Frecuencia que tuvo lugar en el predio que el AGGO ocupa en el Parque Pereyra Iraola. Al cabo de la actividad - que contó con la presencia de Felicitas Arias, directora del Departamento de Tiempo de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por sus siglas en francés), organismo encargado de la regulación de la hora mundial - los especialistas coincidieron en generar “un plan de coordinación de esfuerzos de las instituciones argentinas vinculadas con la temática y, entre los puntos salientes, se acordó el establecimiento de una escala experimental de tiempo basada en la combinación de los relojes atómicos que operan en el país”, según explicó Brunini.
Fueron 25 los expertos que se hicieron presentes en representación de las principales instituciones argentinas con incumbencia sobre temáticas relacionadas con tiempo y frecuencia. Entre ellas, el Instituto Geográfico Nacional (IGN); el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI); el Observatorio Naval Buenos Aires (ONBA) – institución encargada de la Hora Oficial Argentina -; el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR, CONICET – CICPBA); y el propio AGGO. También participó Hugo Miguel, subsecretario de Planeamiento del Ministerio de Modernización de la Nación, quien expuso los planes de su gestión en materia de navegación satelital aumentada, sincronización de redes de comunicación y movilidad inteligente.
Al comienzo de la jornada, Arias detalló los procedimientos que sigue BIPM para la coordinación de las actividades de más de un centenar de laboratorios de tiempo y frecuencia en diferentes países del mundo para determinar el Tiempo Universal Coordinado (UTC, por sus siglas en inglés), la referencia más precisa que existe.
“La mayoría de los relojes que usamos en nuestra vida cotidiana se ponen en hora automáticamente, por lo general conectándose a un servidor de Internet, y nos permiten conocer el horario con una precisión suficiente para las tareas que desplegamos a lo largo del día”, puntualizó Brunini, y agregó: “Otras actividades, sin embargo, requieren relojes sincronizados con una exactitud superlativa: para poder medirla es necesario crear una unidad de tiempo denominada nano segundo, que equivale a un segundo fragmentado en un billón de partes”.
En esa línea, dio como ejemplos la sincronización de redes de distribución de energía eléctrica, telefonía celular, posicionamiento satelital GPS y la certificación electrónica de transacciones bancarias, entre otras. “La hora precisa se determina con un ensamble de relojes atómicos que funcionan en diferentes laboratorios de tiempo y frecuencia. En el caso de Argentina, operados por ONBA, INTI, IGN y AGGO”, subrayó.