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CIENCIAS AGRARIAS, INGENIERÍA Y DE MATERIALES
Expertos del CONICET presentan una nueva estrategia para localizar los residuos sólidos urbanos
La metodología propuesta plantea criterios para identificar los lugares más propicios para la instalación de los basurales y rellenos sanitarios municipales. El trabajo está a disposición de las autoridades para contribuir a la toma de decisiones frente a la problemática
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Los basurales a cielo abierto y los rellenos sanitarios tienen como propósito albergar los residuos sólidos urbanos generados por cada municipio. Su incorrecta localización puede ocasionar importantes perjuicios tanto en materia de impacto ambiental, así como para la salud de la población, afectando su calidad de vida. En un trabajo de reciente publicación en un congreso organizado por la Sociedad Argentina de Planificación Territorial (SAPLAT), los expertos del CONICET Dante Andrés Barbero y Emiliano Álvarez Zanelli, investigador y profesional, respectivamente, en el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido (IIPAC, CONICET-UNLP), presentaron una nueva metodología para determinar cuáles son los lugares potencialmente más propicios para la instalación de estos sitios, combinando el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG) y la evaluación simultánea de diversos criterios de tipo geográficos, topográficos, paisajísticos, geológicos, climatológicos y socioambientales.
“La incorrecta localización de los basurales suele acarrear diversos inconvenientes como la contaminación de las napas, la generación de un ambiente propicio para la presencia de roedores, lo que puede dar lugar al desarrollo de enfermedades, o la posibilidad latente de que se provoquen incendios, además de originar malos olores y depreciar los valores inmobiliarios de las áreas próximas a estos sitios”, comentan los autores, especializados en temas vinculados con la planificación urbana. “Este trabajo propone múltiples variables que deberían considerarse para la instalación óptima de un basural o relleno sanitario minimizando el impacto ambiental, social y económico”, añaden, con la expectativa de que su metodología pueda ser considerada por distintos municipios a la hora de la toma de decisiones para darle una mejor solución a la problemática.
La estrategia propuesta considera 18 criterios de distinta índole. Entre las consideraciones en materia geográfica y topográfica, propone ubicar el sitio en una posición estratégica respecto de los focos productores de residuos, guardando cierta distancia mínima con los núcleos urbanos y, al mismo tiempo, que tal distancia no sea demasiado grande para no encarecer el costo del transporte. Además, debería ser fácil el acceso al sitio de disposición final de los desechos; establecer distancias mínimas del basural con relación a las áreas urbanas, escuelas y hospitales o centros de salud, y cursos de agua; entre otras.
Asimismo, entre los aspectos climatológicos a considerar, explican que es preferible elegir zonas de pluviometría –precipitaciones– y temperaturas bajas, y en las que los vientos dominantes preferentemente vayan en dirección a zonas despobladas.
Entre los criterios paisajísticos, los expertos proponen que los basurales o rellenos sanitarios se alojen en áreas de bajo interés paisajístico y que no correspondan a humedales; que se respete cierta distancia mínima con relación a reservas naturales o áreas protegidas y evitar aquellos lugares vinculados a sitios arqueológicos, históricos o patrimoniales. En materia geológica, plantean la necesidad de escoger tipos de suelo de baja productividad y subsuelos con alto grado de impermeabilidad, evitando áreas de carga o descarga de acuíferos, y considerar que la profundidad mínima a las napas freáticas y la distancia mínima respecto a los abastecimientos de agua para consumo no sean inferiores a lo establecido por las normativas municipales vigentes.
El análisis de todas las variables permite obtener una graduación de la aptitud de uso del suelo para ser utilizado como basural, información que luego es georreferenciada utilizando SIG. “No obstante, a los efectos de estudiar la evolución temporal del relleno deben considerarse también otras variables como la tasa de crecimiento poblacional, el tipo y cantidad de desechos producidos a diario, así como las posibles zonas de expansión urbana, entre otros factores. Es decir, la localización de un basural no culmina con la determinación del lugar más apropiado, sino que deben preverse efectos que se producirán al cabo de cierto tiempo, como el plazo en que se alcanzará la capacidad máxima y la duración prevista, entre otros”, explican.
“Generalmente las comunidades plantean una gran resistencia a la ubicación de espacios de gestión de residuos urbanos en sus regiones, problemática que se conoce como ‘Efecto NIMBY’ (por las siglas en inglés de Not in My Back Yard, es decir “No en mi patio trasero”), pero la metodología que proponemos contribuye a una correcta planificación del territorio y, al mismo tiempo, mejora aspectos vinculados con el ambiente, la salud y la economía, entre otros, lo que incide, por lo tanto, en la calidad de vida de la población”, concluyen.
Sobre investigación:
Dante Andrés Barbero. Investigador adjunto. IIPAC.
Emiliano Álvarez Zanelli. Profesional adjunto. IIPAC.
Por Marcelo Gisande.