Un estudio realizado por expertas del CONICET La Plata fue reconocido internacionalmente por contribuir a uno de los objetivos de la ONU en materia de desarrollo sostenible

Un trabajo llevado a cabo por investigadoras del CONICET en el Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias Aplicadas “Dr. Jorge J. Ronco” (CINDECA, CONICET-UNLP-CICPBA) y el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas (CIDEPINT, CONICET-UNLP-CICPBA) fue reconocido recientemente por la prestigiosa editorial científica Elsevier, por haber contribuido a uno de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): garantizar modalidades de consumo y de producción sustentable.  El estudio, que permitió desarrollar materiales antimicrobianos a partir de la utilización de cenizas de girasol –obtenidas a partir de los desechos de la industria aceitera– con partículas de plata y cobre, fue publicado de manera abierta por ese editorial  en 2021 y a la fecha ya fue descargado cerca de 950 veces.

En su reconocimiento, Elsevier subraya la contribución que el equipo de científicas realizó a la ciencia abierta, y destaca que el vínculo entre el trabajo y los ODS de la ONU “ayudó a abordar algunos de los mayores desafíos del mundo”. Según Patricia Vázquez, investigadora del CONICET en el CINDECA y una de las autoras del estudio, “la sustentabilidad es uno de los puntos relevantes del mundo contemporáneo,  y podemos decir que la entendemos como la integración equilibrada y sistémica del desempeño económico, social y ambiental dentro y entre generaciones”.

Según la experta, “debido a la creciente resistencia a los antibióticos, y al conocimiento sobre las propiedades antimicrobianas de los metales con características superiores, como seguridad, durabilidad y resistencia al calor en comparación con los biocidas orgánicos convencionales, las sales de plata y cobre se están estudiando intensamente para diversas aplicaciones. Entre ellas, medicina, industria alimentaria, tecnología de pinturas y tratamiento de agua”.

En ese contexto, Vázquez y sus colegas  utilizaron sal de platay cobre con el objetivo de obtener materiales antimicrobianos, y lograron sintetizar “de forma simple y verde” sílice bioactiva con la incorporación de cenizas de girasol obtenidas de los desechos industriales del proceso de producción de aceite comestible. “El girasol está ampliamente cultivado en todo el mundo y Argentina es uno de los países productores más importantes, cubriendo aproximadamente la mitad de la producción mundial de semillas de girasol. La cáscara representa un porcentaje en peso del 45 al 60 por ciento de la semilla y es muy utilizada para la producción de alimentos, pero su uso como relleno en materiales es muy escaso”, destaca Vázquez.

La actividad antimicrobiana de los sólidos obtenidos durante el proceso se evaluó contra dos cepas de hongos (Chaetomium globosum y Alternaria alternata) previamente obtenidas en superficies biodeterioradas de interiores de edificios. “La adición de cenizas en los sólidos mejoró la actividad antifúngica, y son resultados muy prometedores ya que la ceniza es un producto de desecho sin valor comercial que resultó ser útil en el desarrollo de estos nuevos materiales bioactivos para prevenir infecciones fúngicas”, concluye la investigadora.