El puntapié inicial lo dio el municipio de Magdalena hace dos años, y le siguieron los de Trenque Lauquen, Bragado y General Belgrano junto con el Consejo Escolar de La Plata, que adhirieron a la iniciativa a finales de 2017. En diciembre pasado se sumaron General Lamadrid y 9 de Julio. Son en total ya siete los distritos de la provincia de Buenos Aires que firmaron convenios con el CONICET para el desarrollo y aplicación de un sistema de remoción de microorganismos patógenos de agua denominado Filtro de Arena Lento (FDAL) en escuelas con problemas de contaminación biológica.
Aunque la tecnología empleada no es nueva ni compleja, su implementación en escuelas bonaerenses sí lo es. El proyecto fue impulsado por Pablo Arnal, investigador adjunto del CONICET en el Centro de Tecnología de Recursos Minerales y Cerámica (CETMIC, CONICET-CICPBA), y comprende tres etapas: el relevamiento y diagnóstico de los establecimientos escolares con problemas de contaminación; análisis de la calidad del agua para evaluar si efectivamente el FDAL sería la solución; y, por último, la construcción y prueba del filtro en aquellos que registren niveles altos de agentes infecciosos.
El artefacto funciona básicamente dejando pasar el líquido a través de una capa porosa de arena con ayuda de reguladores de velocidad. “Pero en cada área geográfica el agua es diferente, entonces el filtro también responde de manera distinta, además de la influencia de las condiciones climáticas y el paso del tiempo. Todo eso se observa meticulosamente”, explica Arnal, encargado de entrenar a los equipos locales que pondrán en marcha el sistema y se encargarán de controlarlo durante el período de prueba.
Si bien por cuestiones mayormente administrativas los plazos estipulados se fueron dilatando, en todas las ciudades que participan del proyecto los avances han sido sostenidos. “Los distritos comparten la realidad de tener entre 20 y 50 escuelas desconectadas de la red pública, de las cuales un número importante tiene contaminación, pero el problema no siempre está en las napas: en muchos casos hemos detectado falta de limpieza de los tanques, y entonces esta evaluación sirvió para reactivar medidas en ese sentido”, cuenta el científico, y agrega: “En Magdalena, General Belgrano y General Lamadrid, por ejemplo, ya tenemos la primera etapa prácticamente terminada, y en La Plata estamos recopilando datos para proceder al diagnóstico”.
Junto con su grupo de trabajo, el investigador destaca todos los pasos transitados como un éxito en sí mismos, teniendo en cuenta que el proyecto exige gran involucramiento de autoridades municipales y provinciales, y de otros actores de las comunidades, algo que requiere tiempo y esfuerzo de todas las partes. “Nuestra premisa es no dar el pescado sino enseñar a pescar, entonces necesitamos que la gente aprenda, y ese aprendizaje no siempre es rápido. Una cosa es planificar una estrategia desde un escritorio y otra es implementarla en la realidad; es algo que va mucho más allá de lo técnico”, apunta Arnal.
En este sentido, el especialista hace hincapié en “la importancia de tender brazos de comunicación transversales en el Estado, y que las escuelas sepan que no están solas para resolver sus problemas: hay un montón de personas que venimos pensando soluciones desde nuestros lugares de trabajo, y simplemente tenemos que ponernos en contacto y accionar en conjunto”, dice para concluir.