Bajo el título “Agua, ambiente y desarrollo experimental en algunos temas de hidráulica”, el doctor Raúl Lopardo, presidente del Instituto Nacional del Agua, brindó una charla para la comunidad científica local en el auditorio del Centro Científico Tecnológico (CCT) CONICET La Plata.
Oriundo de nuestra ciudad, Lopardo es ingeniero hidráulico y civil de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y Doctor de la Universidad de Toulusse, Francia. Además, es miembro titular de la Academia de la Ingeniería de la Provincia de Buenos Aires, la Academia Nacional de Ingeniería y la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
El experto abrió la conferencia evocando la calificación que la UNESCO dio al siglo XXI como “el siglo del agua”, en referencia a dicho recurso como escaso, vulnerable y foco de conflicto a nivel mundial. “En realidad, el globo terráqueo nos muestra que la cantidad de agua no es un problema, pero sí lo es su disponibilidad para consumo humano, lo cual se acrecienta aún más en ciertas regiones del planeta”, apuntó Lopardo.
En este sentido, mencionó a la relación entre agua, ambiente y desarrollo como una de las principales dificultades del presente, teniendo en cuenta que “la infraestructura debe acompañar el crecimiento poblacional si se pretende, por lo menos, mantener la calidad de vida”.
Para Lopardo, “cualquier obra de ingeniería debe incluir un ítem sobre lo ambiental, lo cual no significa hacer el estudio de impacto al final de todo, sino trabajar desde el comienzo con especialistas en el tema para lograr interferir lo menos posible tanto con el ambiente natural como con el social”.
En referencia puntual al caso de nuestro país, explicó que, si bien el territorio cuenta con abundantes cursos de agua, sólo el 24% de la superficie es húmeda y en ella se concentra el 70% de la población total, frente a un 61% de áreas áridas y el 6% considerado semiárido, en que se reparten el 30% restante de los habitantes. Subrayó asimismo que Argentina tiene una “asimétrica distribución de los recursos hídricos que los concentra mayormente en el noreste”.
A partir de su trabajo en la gestión, Lopardo destacó la importancia de incorporar aspectos culturales, sociales, geográficos y de ordenamiento territorial además de los puramente técnicos a la hora de adoptar estrategias para mitigar las consecuencias de un fenómenos natural como, por ejemplo, las precipitaciones intensas y las crecidas de cursos de agua.
A su tiempo, a partir de su vasta experiencia profesional como ingeniero hidráulico, el experto repasó el desarrollo histórico de grandes obras como diques, represas y puentes en nuestro país y el sur del continente, para dar cuenta de cómo se fueron subsanando a lo largo del tiempo los diversos inconvenientes derivados de factores naturales y sociales que se presentaron.