CICLO DE ENTREVISTAS CONICET
“El pasado prehispánico está presente: hay que recuperarlo, entenderlo y explicarlo”
Un libro de Mariano Bonomo describe estrategias de ocupación del territorio entrerriano que datan de 2 mil años atrás y aún hoy se encuentran vigentes
“Historia prehispánica de Entre Ríos” es el título del último libro del investigador del CONICET Mariano Bonomo, publicado con el aporte de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara de la Universidad Maimónides.
La obra resume los resultados del trabajo de investigación realizado por Bonomo y su equipo en el Delta superior del Río Paraná.
¿Cómo se gestó este libro?
Surgió a partir de un proyecto de extensión que hicimos en distintas provincias con la Universidad Nacional de La Plata denominado “Arqueología, educación y museos”. Con este libro de divulgación científica, la idea fue llegar a escuelas primarias y secundarias, al público en general con las investigaciones arqueológicas que venimos haciendo en el área con apoyo del CONICET, para de alguna manera devolver a la comunidad del lugar el conocimiento generado a partir de estos estudios solventados por el Estado.
¿Por qué Entre Ríos?
Es el área donde venimos trabajando a partir de 2006. Desde 1950 que no se escribía un libro sobre la arqueología de la provincia. Específicamente, sobre el territorio en que actuamos nosotros, el Delta superior del Paraná, hubo básicamente cuatro publicaciones entre fines del siglo XIX y la actualidad. Es un sector que no se había investigado sistemáticamente, ni profundamente y por lo tanto había muchas preguntas por responder. Los autores que habían escrito sobre los grupos que habitaban estas tierras antes de la conquista no se ponían de acuerdo en definir si estos eran cazadores recolectores o bien agricultores, por ejemplo. Los métodos actuales de estudio nos han permitido mostrar que tenían agricultura: cultivaban maíz, zapallos, porotos.
¿Cómo se compone el equipo de trabajo?
Es un grupo interdisciplinario de investigadores del CONICET, becarios y alumnos universitarios que integra a arqueólogos, geólogos y botánicos. Interactuamos también con otras disciplinas como la etnohistoria. Lo dirijo junto a Gustavo Politis. Para los trabajos en el Delta del Paraná, contamos además con el aporte del Centro de Investigaciones Científicas y Transferencia de Tecnología a la Producción (CICyTTP, CONICET) de la localidad de Diamante.
¿Qué encontraron con las excavaciones?
Básicamente, lo que encontramos en los sitios es gran cantidad de cerámica. En general estas poblaciones tenían una relación muy importante con la arcilla, que era utilizada también para pisos de habitaciones, endurecidos con fuego, y para elevar los montículos donde vivían. Se usaban estos sedimentos de distintas maneras y para diferentes fines. Además en los asentamientos indígenas aparecen restos de fauna, fundamentalmente la que habita ambientes acuáticos, que eran parte de su alimentación. Hallamos coipo o falsa nutria, carpinchos, distintos cérvidos (sobre todo el ciervo de los pantanos), numerosos peces y almejas de agua dulce.
¿Le daban algún uso a estos restos?
Sí, estos huesos fueron transformados en herramientas, como arpones por ejemplo. Una serie de elementos que en otros grupos generalmente eran de piedra, en este caso están elaborados con huesos porque no hay rocas duras en el lugar, no afloran en la zona de islas. Las valvas se utilizaron también para confeccionar adornos, como cuentas de collar circulares. Además aparecen metales que no son de ahí y creemos que claramente venían del área andina o como mínimo de las sierras centrales de Córdoba. Esto último nos muestra la existencia de extensas redes de intercambio que trascendían el ámbito regional.
¿Los metales también eran utilizados como herramientas?
No, aparecen con muy baja frecuencia. Eran enterrados con ciertos individuos, por lo que creemos que servían para diferenciar a una persona de otra por su status. Posiblemente se utilizaban como ítems de prestigio para marcar algún tipo de jerarquía social en estas sociedades que no eran totalmente igualitarias ni marcadamente estratificadas.
¿La presencia de estos metales evidencia que había intercambios con otros aborígenes?
Había una fuerte interacción entre los grupos que habitaban la zona de islas con otros de las llanuras adyacentes. Ya en las primeras crónicas de los europeos que anduvieron por el área en el siglo XVI, sobre todo las de Gaboto, encontramos las primeras descripciones de indígenas que intercambiaban diversos elementos con las sierras de Córdoba. En ese marco, es interesante explorar los caminos y vías fluviales a través de los cuales los aborígenes guiaban a los españoles por el Paraná, el Salado o el Dulce. Son claramente rutas prehispánicas, es decir preexistentes a la conquista. Evidencian que había intercambios entre las distintas poblaciones, y los materiales derivados de esa relación pueden ser las piezas de metal de las que hablamos antes.
¿A qué conclusiones pudieron llegar?
Nosotros estamos describiendo una historia que tiene más de veinte siglos de antigüedad. Hace más de 2 mil años había grupos humanos, sociedades que habitaban el área en el territorio entrerriano. Es un pasado que está presente, hay que recuperarlo, entenderlo y explicarlo. Queríamos conocer qué pasó antes de la llegada de los europeos, ver cómo era ese modo de vida y qué podemos aprender hoy de estas sociedades. Por ejemplo, encontramos que los indígenas de la zona construían cerritos, montículos de tierra que sobresalen en el terreno totalmente llano que los rodea. Se usaban para elevar los lugares habitables y de esa manera mitigar el efecto de las inundaciones periódicas. Esa es una estrategia de ocupación del espacio claramente prehispánica que actualmente está en uso para esos mismos fines por los pobladores de las islas del Paraná.
¿Cuál es la visión histórica predominante sobre estos grupos?
La idea que trató de instalarse es que acá no existieron grupos indígenas, o eran muy pocos, y que tenían un bajo desarrollo cultural. Se puso el punto de partida en la llegada de los españoles. Pero estos grupos humanos tenían una rica historia prehispánica, aunque no tuvieran escritura. También estaba la creencia de que eran primitivos. Si la vara para medirlos es que ellos usaban flechas y nosotros computadoras, sí se puede decir que hay una diferencia tecnológica. Pero eso no implica hablar de sociedades superiores o inferiores, como en algún momento del pasado ocurrió. Había otras variables para comparar a las distintas poblaciones, como por ejemplo cuáles garantizaban el acceso a los alimentos a todos los integrantes y cuáles no, que no tienen que ver con el progreso tecnológico o los valores occidentales.
¿Qué nuevos desafíos se plantearon como equipo de investigación?
Hemos trabajado básicamente en Entre Ríos, también en la costa atlántica desde Mar del Plata a Reta, en Tres Arroyos. Además de Gustavo Politis, que tiene una reconocida trayectoria en el estudio del pasado de la región pampeana, otro investigador del CONICET que forma parte del equipo, Luciano Prates se han dedicado a la cuenca del Río Negro, lo que seguramente derivará en una nueva publicación.
El libro “Historia prehispánica de Entre Ríos” fue escrito por Mariano Bonomo y editado por la Universidad Maimónides – Fundación de Historia Natural Félix de Azara en 2012.
Formación:
Mariano Bonomo es Licenciado en Antropología (UNLP) y Doctor en Ciencias Naturales (UNLP). Investigador Adjunto del CONICET desde 2005 y docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP) desde 1998.
Por Marcelo Gisande.
Sobre investigación:
Mariano Bonomo. Investigador adjunto. FCNyM – UNLP.
Gustavo Politis. Investigador superior. INCUAPA.
Luciano Prates. Investigador adjunto. FCNyM UNLP.
Carola Castiñeira Latorre. Investigadora asistente. FCNyM UNLP.
Clara Scabuzzo. Investigadora asistente. FCNyM UNLP.
Alejandro Zucol. Investigador independiente. CICyTTP.
María de los Milagros Colobig. Becaria postdoctoral. CICyTTP.
Adriana Blasi. CIC.