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El CONICET La Plata incorporó dos trabajadoras en cumplimiento de la ley de Empleo Formal para las Personas Travestis, Transexuales y Transgénero
Las nuevas integrantes del organismo comenzaron sus tareas el pasado 1 de diciembre. A nivel nacional, ya son 11 las personas trans y no binarias que se sumaron al CONICET: seis en la provincia de Buenos Aires, tres en CABA y dos en Chubut
En el marco de la Ley Nacional Nº 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para las Personas Travestis, Transexuales y Transgénero "Diana Sacayán-Lohana Berkins", norma sancionada en junio de 2021 que garantiza el denominado cupo laboral travesti-trans, el CONICET La Plata acaba de incorporar dos nuevas trabajadoras a su planta administrativa. Desde el pasado 1 de diciembre, Juana Barroso y Santa Bazzano se sumaron al organismo para desempeñarse en el departamento de Recursos Humanos y, con ellas, ya son 11 las personas trans que trabajan en el CONICET: 6 en distintos espacios científicos de la provincia de Buenos Aires, 3 en la sede central del organismo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y 2 en el Centro Nacional Patagónico (CONICET CENPAT), ubicado en Puerto Madryn, Chubut.
“Nuestro organismo es pionero en la incorporación de personal en cumplimiento del cupo travesti-trans. La llegada de Juana y Santa es el resultado de una intensa tarea de concientización que se llevó a cabo desde el Espacio de Atención de Violencia Laboral y de Género a través de actividades de capacitación en políticas de género y de la implementación de todos los protocolos establecidos por la ley”, comenta Gloria Chicote, directora del CONICET La Plata. “Las nuevas trabajadoras pasaron por una exhaustiva selección a la que se presentaron cinco personas interesadas en la convocatoria. Actualmente, integran nuestra comunidad, conformada por 40 empleadas y empleados administrativos, en un ámbito que privilegia el respeto y la integración de las diferencias a los espacios laborales”, agrega.
Las nuevas integrantes del CONICET La Plata superaron todas las instancias formales a partir de su inscripción en el “Registro Diana Sacayán” de la Subsecretaría de Empleo del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y el “Registro Único de Aspirantes Travestis, Transexuales y/o Transgénero ‘Diana Sacayán-Lohana Berkins’” del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación.
“La idea de incorporar personal travesti-trans al organismo comenzó a tomar forma a mediados de 2022, y desde el departamento de Recursos Humanos se puso en marcha la búsqueda de los perfiles disponibles en esos registros”, cuenta Emilse Insaurralde, una de las referentes del Espacio de Atención de Violencia Laboral y de Género del CONICET La Plata, y agrega: “Precisamente, desde el Espacio la idea fue acompañar y garantizar que cuando se efectivizaran esos ingresos, el resto del personal tuviera al menos una capacitación, una instancia de sensibilización, para estar en conocimiento de la ley, de lo que implica y conocer también las trayectorias laborales de estas compañeras. En ese sentido, en el contexto de su incorporación, organizamos una jornada a cargo de especialistas del ministerio de Mujeres nacional, que tuvo también el acompañamiento del área de Género y Diversidad del CONICET”.
Flamante integrante del sector Personal, que tiene a cargo, entre otras cosas, la gestión de licencias, certificaciones de trabajo y ART, y el control del presentismo de las y los empleadas/os, Santa Bazzano cuenta que “desde el principio encontramos mucha predisposición para orientarnos y acompañar nuestro ingreso a un ámbito totalmente ajeno a nosotras. Fue como una doble adaptación, porque las personas que ya estaban trabajando acá también están adaptándose a otra forma de concebir los grupos de trabajo con representación de diferentes expresiones. Estamos muy contenidas, sabiendo que contamos con el espacio para poder plantear situaciones que nos hagan sentir incómodas”. En el mismo sentido, añade: “En mi caso personal, esto trajo como un orden absoluto, incluso de conflictos que traía de mi pasado. Hasta ese nivel llega esto, porque me dio mucha seguridad y confianza en mí. Ahora me planto de otra forma ante el mundo, proyectando cosas, algo que nunca pudimos hacer porque estamos creciendo en un mundo que no te permite concebir siquiera esa idea”.
Por su parte, Juana Barroso, quien tiene a cargo tareas relacionadas con las convocatorias y promociones de la Carrera del/la Investigador/a Científico/a (CIC), apunta que “no solo encontramos mucha predisposición dentro de la oficina en la que trabajamos sino también en todo el edificio, en general. No sentimos ningún tipo de hostilidad, lo que es muy fuerte si lo comparamos con muchos otros lugares que son mayormente habitados por personas heterosexuales”.
“El cupo laboral travesti-trans es un gran paso para poder llegar a determinados lugares que nos son hostiles y ocuparlos. Marca un antes y un después en cuanto a la concientización y revalorización de nuestras existencias. De todos modos, falta mucho por hacer en cuanto a la cantidad de compañeras ingresadas como trabajadoras del Estado. Es necesario que haya voluntad política para instar a también los ámbitos privados a contratar personal trans, como así también fortalecer la formación y capacitación de muchas de nuestras compañeras que no han tenido posibilidades y para las cuales, entonces, el cupo sigue siendo un lugar de algún modo inaccesible”, agrega.
Ambas resaltan la necesidad de comprender el cupo laboral travesti-trans como un derecho y no como un privilegio. “Que tenga que existir una ley que garantice el trabajo para determinado grupo de personas lo que hace es dejar en claro que hay una discriminación atroz”, subraya Santa Bazzano, y remarca: “Claro que es un privilegio respecto de nuestras amigas y compañeras, pero a nivel general, no es ni más ni menos que el derecho de poder acceder al mismo trabajo que cualquier persona heterosexual. No es un favor lo que nos hacen, es el resultado de una lucha histórica de las disidencias que vienen pujando desde hace muchos años. Hoy estamos en todos lados y, en algunos años, va a haber médicas travestis, abogadas travestis. Ahí quizás el cupo deje de existir, pero hoy es necesario”.
Para cerrar, Juana Barroso elige una cita de Lohana Berkins, militante travesti pionera en la lucha por la identidad de género: “Cuando una travesti entra al Estado le cambia la vida a esa travesti, pero cuando muchas travestis entran al Estado le cambia la vida a la sociedad”. Y concluye: “eso es así, porque es nuestro pensamiento el que empieza a habitar estos espacios y comienza a germinar otras preguntas”.