FAU, UNLP

A 10 años de la inundación en La Plata: la necesidad de sostener la memoria física y cambiar la relación con la naturaleza

La investigadora del CONICET Daniela Rotger reflexiona sobre las obras de infraestructura y las políticas públicas implementadas tras la tragedia y acerca de la percepción del riesgo que tienen las y los platenses pasada una década


Daniela Rotger. Foto: gentileza investigadora.

Una década atrás, el 2 de abril de 2013, La Plata sufrió una tragedia sin precedentes que provocó decenas de muertes y pérdidas materiales. Ese evento dejó además una marca imborrable en la memoria de las y los platenses, y una herida que se reabre en cada aniversario. Pasados 10 años de aquel suceso, la investigadora del CONICET Daniela Rotger, del Centro de Investigaciones Urbanas y Territoriales (CIUT, FAU, UNLP), reflexiona al respecto y analiza, a partir de un arduo trabajo de investigación, los vínculos entre la percepción del riesgo de inundación y el comportamiento del mercado del suelo, las obras hidráulicas que se realizaron y las medidas para el control y mitigación implementadas.

“Es una línea de investigación que no estaba desarrollada para el Gran La Plata, aunque sí había algunos trabajos a nivel nacional. Teniendo en cuenta el impacto de la inundación del 2013, era relevante investigar qué había pasado después de ella con el comportamiento del mercado del suelo en la ciudad, que por sus características es de por sí inundable”, comenta, y agrega: “La indagación pasó por el análisis de la oferta y el precio de las propiedades para ver el comportamiento del mercado inmobiliario en general, si hubo subas o bajas, qué tipo de propiedades tuvieron mayor o menor oferta, cómo se comportaron las zonas con mayores niveles de agua en la calle, y qué lugares se desarrollaron posteriormente a las obras”.

“Lo que se ve es que en las zonas centrales de La Plata, que fueron muy afectadas por la inundación de 2013, los precios se sostuvieron, no hubo una gran incidencia en el valor del suelo. En cambio, en la periferia sí hubo una mayor afectación hacia la baja. Lo que ocurre es que allí el agua está visible, los arroyos están a cielo abierto, por lo que hay una mayor percepción del riesgo, algo que se ve anulado en las áreas centrales de la ciudad”, explica. En ese sentido, la experta resalta la importancia de sostener no solo la memoria intangible de la inundación, sino también una memoria física del agua, “con marcas físicas en el territorio que nos permitan empezar a pensar en qué ciudad necesitamos y queremos a futuro, que nos ayuden a tener presente que es una ciudad inundable y que es necesario empezar a convivir con la naturaleza”.

“Las obras de infraestructura hidráulica tradicionales que se hicieron, como la canalización del Arroyo del Gato y los derivadores, son necesarias, pero son solo una parte de lo que se necesita. Porque además generan una falsa percepción de seguridad y hasta de inmunidad frente a las inundaciones que puede ser engañosa, porque tener una obra hidráulica hace que las personas olviden que ese lugar es inundable, y se siga construyendo y desarrollando, lo que en lugar de solucionar el problema, lo amplifica”, comenta Rotger, y añade: “Las inundaciones no se resuelven solo con obras, sino que hay que acompañarlas con otras políticas. Es necesario implementar instrumentos de ordenamiento territorial con criterio ambiental que permita tener presente cuáles son las zonas que hay que proteger, cuáles son aquellas en las que hay que limitar su crecimiento, y cuáles se pueden desarrollar”.

La experta afirma que es necesario incluir más infraestructuras “verdes y azules”, esto es “redes de elementos naturales o seminaturales como arroyos, parques inundables o humedales”. Según explica, “la idea de este enfoque es potenciar los beneficios de la naturaleza y no anularlos, y siempre que sea posible optar por trabajar con elementos que, además de mitigar el impacto de una inundación, sumen calidad ambiental a las ciudades”.

Apenas ocurrió la tragedia, el CONICET y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) aunaron esfuerzos para, de manera conjunta y desde el saber científico, aportar a la resolución de la problemática de la emergencia hídrica. En ese sentido, se implementó una serie de Proyectos de Investigación Orientada (PIO) con el objetivo de generar conocimiento sobre el tema y proponer soluciones desde una mirada multidisciplinar. Rotger participó del PIO denominado “Las inundaciones en La Plata, Berisso y Ensenada: Análisis de riesgos y estrategias de intervención. Hacia la construcción de un observatorio ambiental”, dirigido por las investigadoras Alicia Ronco e Isabel López.

Con relación a eso, Rotger cuenta que “entre otras cosas, lo que hicimos fue participar del diseño de un plan de reducción del riesgo de inundaciones. Desde el municipio se nos convocó en 2019 para diseñar protocolos de acción, manuales de difusión y otros materiales. Entendemos que este año se iniciará la fase de implementación del plan”.