CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Logran avances hacia el control de la chinche en cultivos de soja

Investigadores del CONICET La Plata revelaron información genética que aporta a la lucha contra esta importante plaga agrícola


Ejemplar de chinche verde/ Sheila Ons en su laboratorio. FOTO: CONICET Fotografía
Ejemplar de chinche verde/ Sheila Ons en su laboratorio. FOTO: CONICET Fotografía

Dedicados a la investigación en torno a la neurobiología de insectos –especialmente aquellos considerados plaga o perjudiciales para las personas sobre todo a nivel sanitario y económico– científicos del CONICET en el Centro Regional de Estudios Genómicos (CREG, UNLP) lograron desentrañar la secuencia de genes activos en la llamada chinche verde, responsable de devorar cultivos de soja y, en menor medida, maíz en Argentina y el resto de la región. El trabajo se publicó recientemente en la revista Scientific Reports.

Su nombre científico es Nezara viridula y es famosa por despedir un olor hediondo. “En determinado momento, supimos por contacto con el propio sector productivo que la chinche verde aparecía como una gran amenaza y comenzamos a estudiarla luego de comprobar que en la bibliografía prácticamente no hay datos a nivel genético, algo esencial al momento de pensar en posibles mecanismos para controlarla”, relata Sheila Ons, investigadora independiente del CONICET en el CREG. El grupo tomó como base la información disponible sobre otros insectos y estudió también a Halyomorpha halys, una especie emparentada que ataca cultivos en Estados Unidos y de la que ya se conoce el genoma completo.

Contar con información genética de un organismo es lo que permite conocer en detalle muchos procesos biológicos que podrían atacarse a través de un insecticida, por ejemplo. “Para N. viridula no existe ningún compuesto desarrollado específicamente, entonces se usan los productos generales que a la larga favorecen la resistencia por parte de las poblaciones y son, además, nocivos para el medio ambiente”, explica Ons.

En el trabajo, el equipo aplicó una tecnología llamada transcriptómica, consistente en secuenciar todos los genes que se transcriben –es decir que participan– en un estadio particular del organismo en cuestión. “Hay genes que se activan solamente durante el embrión y luego se apagan. Es un ciclo que también varía según el clima o los momentos del día, por ejemplo”, describe la investigadora, quien junto al resto del equipo se concentró en adultos macho y hembra de la chinche verde para identificar qué genes se ponen en funcionamiento durante esa etapa.

Una vez que obtuvieron la secuencia de genes, la compararon con otros insectos fitófagos –que comen plantas– y también con un tipo de vinchuca que está relacionada evolutivamente. El análisis continuó luego cotejando el sistema endócrino, encargado de segregar las hormonas, sustancias que regulan importantes funciones del organismo. “Lo que hicimos fue describir a nivel estructural qué genes hay, qué características son particulares de la chinche y cuáles se parecen a los de otras especies”, apunta Ons.

Así, ciertos rasgos que los científicos creían que eran específicos de la vinchuca aparecieron también en la disposición genética de la chinche verde mientras que otras resultaron ser propias de cada grupo, y viceversa. De acuerdo a los expertos, estas observaciones abren la puerta a nuevas preguntas y herramientas para comprender mejor su fisiología, es decir el funcionamiento de órganos y tejidos, pensando en encontrar nuevos blancos para insecticidas.

“Lo que más nos interesa es el sistema endócrino porque regula procesos centrales como la reproducción, el desarrollo y la digestión, entonces ahí podemos encontrar algún mecanismo en particular y la forma de inhibirlo o atacarlo. Otro campo interesante es aquel que estudia a los genes que interactúan con las plantas: los vegetales cuentan con ciertas herramientas propias para evitar que se las coman, y a su vez los insectos tienen las suyas para defenderse de eso y poder alimentarse. Allí hay una interacción que también se puede estudiar y eventualmente aprovechar para controlar a la chinche”, comenta la científica.

Los autores del trabajo apuntan a desarrollar en el futuro un compuesto que logre mimetizarse con una hormona y hacerse pasar por ella para interactuar con las células pero no de manera funcional, sino provocando la muerte del insecto. Otra posibilidad sería el diseño de cultivos transgénicos que puedan inhibir algún gen de la chinche para evitar ser comidos, por ejemplo desencadenando un mecanismo que le genere preferencia por otra planta.

Por Mercedes Benialgo 

Sobre investigación:

Andrés Lavore. Investigadora asistente. CITNOBA.
Lucila Pérez Gianmarco. Becaria doctoral UNNOBA. CITNOBA.
Natalia Esponda Behrens. Investigadora asociada CICPBA. CREG.
Victorio Palacio. Becario doctoral ANPCyT. CITNOBA.
María Inés Catalano. Investigadora adjunta. CITNOBA.
Rolando Rivera-Pomar. Investigador principal. CREG.
Sheila Ons. Investigadora independiente. CREG.