CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

Conocimiento desde lugares no hegemónicos: más allá del pudor y el odio

El ataque mediático a un investigador del CONICET La Plata ayudó a mostrar el avance y los logros de los estudios sobre género y sexualidad


Facundo Saxe lleva más de una década dedicado a los estudios sobre disidencias sexuales y representaciones culturales. FOTO: CONICET Fotografía

A las sociales siempre les ha costado ser tan ciencias como las consideradas “duras”, es decir las naturales y exactas. Física, química y biología siguen siendo la representación más inmediata de la definición de ciencia apenas se piensa en ella como concepto. Sin embargo, el estudio del ser humano, sus conductas y relaciones, su forma de organización y la interpretación que hace de los fenómenos que lo rodean constituye un universo de disciplinas con muchos años de historia y evolución que se defienden por sí solas con bibliotecas de conocimiento alrededor del mundo. Así y todo, de tanto en tanto las humanidades vuelven a ser cuestionadas o agraviadas.

Investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS, CONICET-UNLP), Facundo Saxe vivió esta realidad en carne propia semanas atrás como víctima de un ataque del que jamás hubiera imaginado ser blanco, pero que con el correr de los días tuvo también su lado positivo de la mano de la visibilización que el incidente trajo aparejado. Todo sucedió cuando el periodista Eduardo Feinmann utilizó en su programa televisivo el título de una ponencia del profesional junto con capturas de su cuenta de Twitter para descalificarlo como científico y también, en consecuencia, como persona.

“Todos los datos fueron descontextualizados, tomando solamente el nombre de un trabajo académico del sitio web del CONICET, que en rigor no está hecho para ser evaluado desde el sentido común”, relata Saxe, que durante los días posteriores recibió decenas de amenazas e insultos anónimos cargados de homofobia y discriminación por correo electrónico y redes sociales. “Yo siempre pongo títulos provocadores porque me gusta incitar al debate. De todos modos, en ningún caso una ponencia resume la totalidad de un tema de investigación”, agrega el experto, que ha atravesado como corresponde todas las instancias de evaluación y calificación que exige el sistema nacional de ciencia y tecnología.

Su tema de estudio desde hace más de una década es la disidencia sexual –un término acuñado para nombrar a las identidades, prácticas y movimientos no alineados con la heterosexualidad como norma social– y las representaciones culturales. Como profesor de literatura alemana, su trabajo se ha centrado en la comparación de la narrativa de ese país y la de Argentina, pasando por textos escritos, cine e historieta. “El nazismo dejó muchas víctimas homosexuales cuyos testimonios fueron escasamente recuperados porque la historia tampoco miró para ese lado. Pero se generó una matriz en la que estas manifestaciones del arte intentaron suplir esas voces y lo hicieron a través de símbolos y significantes como por ejemplo el triángulo rosa, la marca que recibían estos presos en los campos de concentración, y eso también aparece en otros escenarios, entre ellos la dictadura militar sufrida aquí”, explica Saxe.

Así, en los últimos años su corpus de investigación se basó en cómics argentinos actuales que retoman aquellos contextos y los ficcionan para, de algún modo, hacerlos hablar. “La disidencia sexual tuerce ciertos modelos de identificación cuando no hay identificación posible: por ejemplo en muchos ámbitos conservadores no existen los modelos gay-lésbicos positivos, entonces estos productos toman lo que hay y lo convierten en algo disidente para otro público”, agrega el investigador y continúa: “En la historieta, que para muchos podría tener escaso contenido, en realidad suceden gran cantidad de cosas interesantes incluidas algunas transformaciones que luego se dan en otros escenarios, porque es un material que está menos atado a principios de regulación institucional y canónica que otros formatos. A partir de ahí analizo la memoria y cómo se mira el pasado”.

Uno de los marcos de referencia en el que se insertan los estudios de Saxe es la teoría queer, un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad que sostiene que las identidades y orientaciones sexuales no están inscritas en la naturaleza humana sino que son producto de construcciones sociales y culturales. En esa línea, esta mirada cuestiona y pone en tensión el lugar desde el que se produce conocimiento sobre las disidencias. “Durante mucho tiempo la ciencia ha sido patriarcal, lo cual no niega que se hayan alcanzado logros enormes, pero también ha expulsado constantemente a determinados sectores que no han podido generar saberes sobre sí mismos. Por ejemplo, las investigaciones transgénero o sobre la mujer: ¿quién las lleva adelante? ¿Los hombres heterosexuales que no son ni mujeres ni personas trans?”, se pregunta.

De allí se desprende el título de la ponencia que llevó a Saxe a los medios: “Memoria queer e historieta anal, cuando la historieta nos abre el culo (y nos gusta)”, presentada el año pasado en un congreso del Centro Interdisciplinario de Investigaciones de Género (CInIG, IdIHCS), su lugar de trabajo. “Tiene que ver con la producción de conocimiento desde lugares subalternos, esa es la idea de abrir el culo, un concepto que ni siquiera es mío sino que existe de hace tiempo”, apunta el experto, y reflexiona que “claramente empleando esas palabras se perturba una cuestión muy pudorosa y moralista con respecto a cómo debe ser un trabajo académico”.

“Dedicarse a cuestiones de género y sexualidad no es una obligación para las personas que se identifiquen como homosexuales, trans o la etiqueta que fuere. Pero sí creo que la producción académica en este campo es un gran aporte a su visibilidad política, a mostrar que hoy las disidencias sexuales habitamos la universidad y el CONICET con mayores o menores resistencias, y es importante porque no siempre tuvimos oportunidad de hacerlo”, añade Saxe al tiempo que resalta la aplicación directa que estos estudios tienen respecto de un tema tal actual como la Educación Sexual Integrada (ESI) en las escuelas, sobre la que ha brindado cursos de formación para docentes.

“Todo lo que viene pasando en materia de feminismo, aborto, matrimonio igualitario, el movimiento Ni Una Menos en este contexto histórico tiene un correlato con lo que pasa en el terreno de la ciencia, y trabajar en estas cuestiones da lugar a un debate que me interesa mucho: ¿Por qué somos una sociedad que no incluye a todos los que formamos parte de ella?”, argumenta el investigador, que además de insultos también recibió cientos de mensajes y comunicados institucionales de apoyo a partir de aquel episodio mediático. ¿Si se lo esperaba? “Sabía que tenía respaldo, pero no imaginaba tanto afecto”, concluye.

Por Mercedes Benialgo

Sobre investigación:

Facundo N. Saxe: Investigador adjunto. IdIHCS.